River tenía que ganar y ganó. No tanto por los tres puntos ni tampoco por mantenerse en lo más alto de la tabla de la zona. No. No era por eso. Se trataba de otra cosa. De honrar al fútbol argentino y demostrar que a esta camiseta le quedan muy pequeños ciertos rivales que hoy juegan en Primera, pero que están, participan, los hicieron subir y hay que enfrentarlos.

Y entonces no queda otra: hay que imponerles la jerarquía, tirarles la chapa encima para que quede en claro que lo que hacían con frecuencia en el ascenso, contra el más grande no lo iban poder hacer. Nos poníamos, si se quiere, en el rol de justiciero para poder vengar a otros clubes pequeños que han sufrido y fueron víctimas del sistema que hoy maneja nuestro futbol.

Rivales a los que el hincha de River le quiere ganar, pero también golear

Ya se había superado a Barracas en la segunda fecha. Ahora era el turno de Deportivo Riestra. Por supuesto que son dos rivales que lejos están de ser partidos importantes para la historia de River, pero por factores muy puntuales y conocidos el hincha millonario quiere ganarlos y de ser posible también golearlos.

Quizás por tener ese deseo de que las cosas sean claras y honestas. Por no compartir manejos y actitudes de ciertos protagonistas que hoy tienen relevancia en nuestro fútbol. Porque River le dio prestigio a este deporte. A lo largo de sus 122 años de vida hizo escuela, es nivel, es jerarquía, es admiración de propios y extraños.

El aplauso a las grandes hazañas deportivas y el reconocimiento aún en las duras derrotas.

River dignifica el oficio

River Plate le hizo, le hace y le hará bien al fútbol argentino. Dignifica con su seriedad una competencia que desde hace algunos años está cada día más contaminada. Torneos de 28 equipos, calendarios desprolijos. equipos insólitos en Primera División. Modificación de reglamentos en plena competencia, arbitrajes asquerosos, descensos suspendidos, ascensos sospechados, amnistías de sanciones.

Todo feo. Muy feo para un país que grita con orgullo ser el Campeón del Mundo, pero que debería besar todos los días las estampitas de Lionel Messi y Lionel Scaloni para compensar el tener convivir con tantos vicios negativos que ojala algún día desaparezcan para siempre. Por eso el hincha festejó con ganas el 2 a 0 a Barracas y el 3 a 0 a Riestra. Porque nos gusta estar del lado del bien.

La cancha de Riestra fue la número 77 que River visitó en el profesionalismo.

La cancha de Riestra fue la número 77 que River visitó en el profesionalismo.

El peor estadio de la historia

Ya metiéndonos en el partido, la jornada arrancaba con mal sabor. Había que jugar en el peor estadio en el que River disputó un partido oficial a lo largo de su historia. Nunca antes el elenco millonario visitó una cancha tan carente de infraestructura. Tan precaria era que ante la ola de calor que afecta Buenos Aires, la dirigencia solicitó modificar el horario del partido como hicieron tantos otros equipos a lo largo de estas fechas iniciales.

River no tuvo la misma suerte de esas otras instituciones. El encuentro no se pudo jugar en un horario más apto porque el estadio no contaba con iluminación artificial. Había que jugar a las 17 horas, a pleno rayo de sol y con temperaturas agobiantes.

Y Ahí estaba River, en el Bajo Flores, a metros del Nuevo Gasómetro al que se podía ver de fondo en cada plano de la transmisión televisiva. También se observaba la hermosa pileta que el club local tiene detrás de uno de sus arcos. Cuesta afirmarlo con exactitud pero parecía más poblada que las pequeñas tribunas que bordean el campo de juego.

El paisaje era extraño en el marco de un torneo de élite y eso hasta generó la humorada del Kun Agüero en sus populares y masivas redes siendo leído por mucha gente en todo el mundo: “Viendo Riestra vs River, lo mejor es la pileta atrás con gente disfrutando”, escribió.

La publicación del Kun Agüero en medio del partido de River en la cancha de Deportivo Riestra.

La publicación del Kun Agüero en medio del partido de River en la cancha de Deportivo Riestra.

El partido estaba por empezar, los titulares se ubicaban para el comienzo mientras los suplentes y entrenadores se dirigían hacia unas latas gigantes de bebida energizantes. El árbitro Andrés Merlos pitó y se arrancó a jugar. Y lo que era de imaginar sucedió.

El local intento imponer esa cacería física que habitualmente realizaba en los torneos de ascenso. Piernas que se movían y tenían medias de otro color a las propias debían ser golpeadas. También se percibió algún codazo, un par de topetazos, todas agresiones acompañadas de un reclamo prepotente y agresivo hacia el rival golpeado o el árbitro que sanciona. Liderados por ese caudillo llamado Dematei (creo que se escribe así) acostumbrado siempre a llevarse todo por delante.

Esta vez el rival de Riestra era River, el más importante del país

Pero claro, el que estaba en frente esta vez no era Comunicaciones ni tampoco ningún otro equipo acostumbrado a estos episodios. Esta vez el rival era el equipo más importante del país que no iba a asustarse del roce físico y que en apenas unos minutos demostraría la diferencia que existe dentro del verde césped entre un equipo que juega bien y otro que hace lo que puede.

Entre un equipo integrado por futbolistas que se dedican a manejar con criterio el balón y otro que basa su juego en las faltas fuertes reiteradas. Por eso no sorprendió que llegaran los goles uno tras otro. Fue 3 a 0 el primer tiempo y River hizo precio. Como también lo hizo en la segunda mitad donde, aún disminuyendo su juego, generó varias situaciones de gol y todas fueron desperdiciadas.

Lo grotesco

En el medio de esto se vio un hecho tan absurdo y grosero como los que suelen suceder en los arbitrajes del futbol argentino. Pelotazo largo que no es resuelto por Paulo Díaz, esto le permite a un jugador del equipo local encarar hacia el arco de Franco Armani con la marca de González Pírez, quien corre de atrás en un intento desesperado por neutralizar la acción ofensiva. El delantero de Riestra simula infracción, se deja caer y Merlos cobra penal. Hasta ahí nada que no haya pasado antes en un partido de Riestra o Barracas. Lo grotesco vino después.

El VAR llama a que se revise la jugada e indican que la “infracción” fue afuera del área. El árbitro no duda. Anula la sanción del penal, cobra tiro libre y expulsa a González Pírez por último hombre. Todo era confusión. Ambos planteles protestaban. Y de golpe lo inesperado. El VAR aparece otra vez en acción…

Encontraron algo que no habían visto inicialmente. Merlos corre nuevamente a la cabina para ver cuál era ese hallazgo y ahí aparece un offside de Banegas que lógicamente invalida todo lo que después paso. El juez regresa al campo, anula el tiro libre como antes había anulado el penal, retira la tarjeta roja y cobra indirecto a favor de River. Todo este “espectáculo” se llevó casi 10 minutos y la pregunta se caía de maduro en todos aquellos que seguían el partido. ¿Si no era River el rival de Riestra la historia hubiese terminado de la misma manera? Difícil.

¿El partido para River? Un trámite

Lo que no fue difícil fue el partido para el equipo de Demichelis. Terminó siendo un trámite. Fueron tres goles; pudieron ser seis. Toda la contundencia de los primeros 45 minutos desapareció en la segunda mitad y por eso el resultado no fue más amplio. Del equipo nos quedamos con este momento de amor intenso entre Miguel Borja y el gol. Con el rendimiento de Nacho Fernández que sigue subiendo y es una gran noticia. El “cuestionado” Fonseca volvió a cumplir. Barco sigue desequilibrante. El ingreso de Mastantuono otra vez impresionó positivamente y Sannt’Ana entró muy bien desde el banco.

Fonseca la rompió ante Riestra. (Foto: LPM / Diego Haliasz).

Fonseca la rompió ante Riestra. (Foto: LPM / Diego Haliasz).

Todos aspectos individuales que seguramente le permitan dormir tranquilo a Demichelis en esa tarea de todos los días de armar el River Modelo 2024 que viene realizando. Para objetar: la tarde de los centrales. No fue la más firme. A Aliendro se lo ve incomodo recostado sobre la izquierda y Colidio se pareció mas al del debut con Argentinos que al del rendimiento superlativo que fue con Vélez.

La próxima parada de esta Copa de la Liga indica Tucumán. Plaza que a River le ha costado en el último tiempo. Atlético será el rival y seguramente será el más bravo de los que enfrentó hasta ahora. Interesante partido para comprobar el buen momento del equipo, mantener la punta de la zona y seguir creciendo futbolísticamente pensando en la cita del 25 de febrero.


Pero para eso todavía faltan varios días. Ya habrá tiempo para analizar. Se harán pronósticos como en todo Superclásico y se vivirá esa pasión que siempre aparece en la previa de esas clases de partidos. Partidos que recorren el mundo y nos permite mostrar lo mejor que tenemos a nivel espectáculos deportivos por estos pagos. La contracara a los que nos tocó vivir el domingo, que por suerte para nosotros y para la salud del fútbol argentino, lo tuvo ganador a River.