“Mami, yo te voy a sacar adelante”, le prometió Miguel Ángel Borja a Nicolasa Hernández Smith, su madre, cuando él era apenas un nene y veía cómo ella se pasaba el día de fritura en fritura de las empanadas que vendía en la calle de Tierralta, el municipio de Colombia donde nació el hoy goleador de River.
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Mucho se sabe de la carrera del delantero surgido en el Deportivo Cali y que conoció la gloria con Atlético Nacional de Medellín en la conquista de la Copa Libertadores 2016 en la que fue figura, antes de su presente en el Millonario, donde viene de marcar su primer hat trick ante Vélez.
Sin embargo, su historia personal se cuenta en capítulos impactantes, desde el fogón de su mamá que cuidaba para que no se apague, desde la vez que lloró porque el fútbol le cerraba las puertas y hasta la vez que en una concentración de un Mundial Sub 23 se enteró que iba a ser padre de un hijo que no había buscado con una mujer que no era su novia.
Miguel Ángel Borja nació el 26 de enero de 1993. Tiene 11 hermanos, dos de los cuales permanecen hasta hoy como personas desaparecidas a consecuencia del conflicto de guerrillas en su tierra natal.
Mientras su mamá vendía empanadas en la calle, su papá, José María Borja hacía lo propio con la lotería y con ropa de segunda que ofrecía en el pueblo. “A mí me tocaba ayudar a mi madre con el fogón para que no se apagara. Fueron momentos muy bonitos, pero también difíciles”, recordó el delantero en una entrevista poco conocida que brindó en 2019 al programa Se dice de mí, de la cadena Caracol.
José María Borja y Nicolasa Hernández, los padres de Miguel Ángel Borja.
Las empanadas fueron mayormente el alimento de los Borja. “Muchas veces estábamos apretado y comíamos arroz con algo que podíamos tocar del relleno de las empanadas de mi madre. Desde chico yo me metí en la cabeza que iba a salir adelante para ayudar a la vieja“, contó.
Pero fue la propia Nicolasa la que recordó: “Él veía la situación que estábamos pasando y me decía: ‘Mami, yo te voy a sacar adelante, te voy a ayudar y a hacer tu casita’“.
El papá de Miguel Borja no quería que jugara al fútbol
“Tengo un hermano que se llama Walter y consiguió muchos trofeos en Tierralta como goleador. Yo era su utilero y eso me fue generando mucho cariño. Me acuerdo que cuando era niño cantaba mis goles con los ojos cerrados y mi papá y mi hermano me decían que yo estaba loco, que solo estaba soñando. Además, mi papá no quería que fuera futbolista porque un hermano suyo se había lastimado gravemente una pierna jugando y él tenía miedo de que me pase algo así y que ellos tuvieran que correr detrás mío”.
El fútbol le cerraba las puertas
Miguel Borja quería ser jugador profesional de fútbol, pero el fútbol puso a prueba su resistencia. Se probó muchas veces en distintos clubes que le dijeron que no. Llegó incluso a llorar cuando parecía que su tiempo en busca de una oportunidad se terminaba. “Me cerraron muchas puertas”, dijo, y recordó un duro golpe:
“Quedé en una prueba en Millonarios cuando tenía 13 años. Estando en Bogotá, yo vivía en la casa de mi hermana y un día no tenía los pasajes para ir al entrenamiento. Al otro día fui y el profesor me dijo que qué me creía, que yo no podía faltar o ir cuando quería y yo le dije que no tenía para los pasajes. Él me contestó: ‘Entrena hoy, pero ya mañana no vengas’. Ese momento fue muy difícil”.
El DT que lo cambió todo para Miguel Borja
“Fernando Ramírez fue el primer entrenador que me dio una chance. Yo tenía 17 años. Creo que mi carrera en gran parte se la debo a Dios y al Profe Ramírez porque creyó en mí. Ahí empecé y fui goleador en un torneo muy difícil que había en Cali. Ya desde entonces no paré”.
El día que Miguel Borja terminó la escuela… con 28 años
Desde chico el fútbol fue su elección, pero el estudio nunca dejó de ser su cuenta pendiente y en 2019, ya cuando había logrado triunfar como jugador, terminó su formación como bachiller. “Tomé una decisión entre el estudio y el fútbol, elegí el fútbol, pero terminé el colegio después de 28 años, ya cuando era profesional. Los profesores me ayudaban mucho, había momentos en que no podía ir a clase, pero ellos lo entendían porque yo tenía que jugar o estaba concentrado o viajando, pero finalmente pude convertirme en bachiller”.
Miguel Borja terminó el colegio secundario en 2019, cuando ya era futbolista profesional (FOTO: @miguelborja23)
La ferretería en la que Miguel Borja “entendió todo”
Fue en su tiempo en Cali, allá por 2011, cuando el delantero trabajó en una ferretería. Salía del comercio y se iba a entrenar: “Ahí entendí que la vida no es fácil, que hay que trabajar duro. Y que lógicamente era más fácil jugar al fútbol. Entendí que hay que dejar todo en cada entreno, en cada cancha”.
Entonces, Borja ya era futbolista, pero incluso ya todo un profesional, no encontraba las condiciones para crecer. “Mi tiempo en Cali no fue bueno porque el club estaba muy mal, luchando por quedarse en Primera, y no había lugar para los jóvenes. Luego me fui al Cúcuta y no me pagaban, aunque cumplí el sueño de debutar en Primera: “Ese día el profe me dijo: ‘Bueno, hoy vas a jugar de titular’. Ese día había como 50 personas en el estadio (se ríe) y me temblaban las piernas. Y hoy mirá, juego con estadios llenos, pero esa vez me estaban viendo en Tierralta y eso me llenó de presión, nunca se me va a olvidar”.
Una noticia inesperada que lo derrumbó
En 2011, Borja buscaba establecerse para poder hacer carrera como futbolista y en ese tiempo conoció a Linda Pérez, su actual mujer. Comenzaron una relación de novios, pero cuando llevaban tres meses como tales, el delantero se enteró de que iba a ser padre con una mujer que no era su novia. “En Cali había conocido a una chica con la que tuve unos acercamientos y quedó embarazada. Yo estaba en pleno Mundial de Turquía Sub 23, pero mi cabeza estaba en otro lado”.
“Yo no estaba para tener un bebé y se lo dije a la chica y ella quería abortar, pero yo ya era conocedor de la palabra de Dios y recapacité. El niño nació, ya tiene 9 años y lo amo. Le doy las gracias a Dios porque me ayudó a aterrizar”, recordó sobre aquel tiempo tan difícil.
Miguel Borja con sus hijos: los dos que tuvo con Linda Pérez, su esposa, y el mayor, uno extramatrimonial que puso su vida patas para arriba (Foto: @miguelborja23).
La decisión de Linda Pérez cuando Borja le “confesó” su hijo extramatrimonial
“Fue muy difícil para mí. Yo jamás quise abandonar el hogar que habíamos decidido formar con Miguel, pero cuando me contó que iba a ser padre de un hijo con otra mujer le dije que no era lo que yo esperaba. Lo senté y le dije: ‘Qué es lo que quieres tú como hombre’, y bueno, hablamos, las cosas fueron cambiando y hace mucho tiempo que él es un gran padre con sus hijos conmigo y el que tiene por afuera también”.
Miguel Borja con Linda Pérez, su mujer.
La gloria para Borja llegó en la B
Por fuera de lo personal, la historia deportiva de Miguel Borja comenzó a crecer desde un lugar inesperado: “Como en Cúcuta no me pagaban, me fui al Cortuluá, que estaba en la segunda categoría, y ahí me fue tan bien que me llamaron a la Selección Colombia Sub 20. En ese club fui goleador y tuve actuaciones brillantes, entonces di el salto al Sub 23. Pero lo mejor de esa época fue que empecé a mandar un dinerito a mi mamá, empecé a tener un ingreso y eso sirvió para que mi mamá no pase tantas necesidades”.
Aquí Pékerman
El 4 de noviembre de 2016 Miguel Ángel Borja fue convocado por primera vez a la Selección Mayor de Colombia después del llamado de Néstor Pékerman, quien había quedado asombrado por la potencia del delantero tras su paso por Atlético Nacional de Medellín, club con el que ganó la Copa Libertadores con gol suyo. Allí el DT argentino lo convocó par una doble fecha de Eliminatorias para Rusia 2018 contra Chile y Argentina, aunque su debut fue nada menos que en el Mundial, ante Senegal, el 28 de junio de ese año”.
José Pékerman, el DT que hizo debutar a Miguel Borja en la Selección de Colombia.
La vida de Miguel Borja tuvo momentos inolvidables. Lo dicho: todo lo que luchó para llegar, la gloria en Atlético Nacional de Medellín, club de cuyo plantel formaba parte cuando se estrelló el avión de Chapecoense que viajaba rumbo a Colombia para jugar la final de la Sudamericana. Su debut en la Selección, la ayuda que pudo darle a su familia y la casa que le compró a su mamá para, por fin, cumplir su promesa. “Nunca quise ser millonario, solo comprarle la casa a mi mamá, pero Dios tenía otros planes y yo solo me dejé llevar por la fe”.
Miguel Ángel Borja, un hombre de fe (@miguelborja23).
Lleno de sueños, continuó en busca de sus objetivos en los distintos clubes por donde pasó hasta llegar a River, donde también pasó buena parte de su tiempo sin poder ganarse la titularidad que todo 9 necesita… hasta hoy, que a fuerza de goles parece ser el gran artillero que el Más Grande estaba esperando.