Más allá de su andar casi arrollador en el torneo local, River nunca terminó de dar garantías defensivas en lo que va del año y quedó en evidencia en la Copa Libertadores. Perdió con The Strongest, perdió con Fluminense y rescató un empate milagroso con Sporting Cristal anoche, que podría haber sido derrota por los repetidos horrores de posicionamiento, timing y precisión en la defensa.

Cristal estrelló un tiro en el palo en la última jugada del partido, aprovechando a un River completamente desguarnecido en el fondo. Ninguno de los cuatro defensores (y tampoco Armani) dieron la talla en Lima y profundizaron un problema que se arrastra desde 2022, todavía con Gallardo como técnico.

Con la igualdad en uno, el Más Grande quedó momentáneamente como el equipo más goleado de toda la Copa Libertadores: concedió 11 goles en cuatro partidos y quedó “primero” en una tabla que molesta y mucho a Demichelis en su cuerpo técnico. Cerro Porteño es el otro club que está casi igual, con 10 vallas vencidas en lo que va del torneo.

River está jugando la Copa de forma incorrecta: atolondrado, precipitado y sin una defensa firme. Siempre se dice que los equipos se arman de atrás hacia adelante y la frase tiene mucho de cierto, por eso el DT (y los jugadores) están obligados a mejorar la imagen si quieren seguir con vida en la Copa y llegar a instancias finales.