River hizo méritos para ganarle a Sporting Cristal y también se esforzó para perderlo. Le tiró el arco abajo al arquero Solís en el primer tiempo pero nunca pudo serenarse y afinar la puntería. Ni siquiera en el arranque del segundo tiempo. Lo fueron consumiendo el tiempo y los nervios y parecía que la pelota no iba a entrar jamás. El error garrafal de Armani a los 63 minutos hizo pensar que la Copa se terminaba esta misma noche.
Una de las cuestiones más preocupantes de este equipo es la cantidad de errores no forzados que tiene en defensa. El equipo hace enormes esfuerzos para ganar y los rivales con nada logran vulnerarlo, le deja las cosas en bandeja. Incluso teniendo algunas atajadas salvadoras, Armani bajó mucho su nivel y ya no da la misma seguridad que antes.
Paulo Díaz eligió no rechazar a la tribuna, le dio un pase atrás al arquero y Armani decidió mal a la hora de reventarla. El remate salió débil y para colmo a los pies de un jugador de Cristal. Gol de Yotún con total resposabilidad del arquero y a sacar del medio.
10 minutos después, cuando parecía que River se terminaba de derrumbar, apareció un “agarrón salvador” a Nacho Fernández que el árbitro, a instancias del VAR, cobró penal. Borja agarró la pelota y Solís le tapó el remate. Su disparo fue con fuerza, pero poco esquinado y a media altura, las voladas más fáciles para los arqueros, y la sacó a un costado.
Un final para el infarto repleto de equivocaciones
Volcado al ataque y desesperado, River podría haberlo perdido en el último suspiro y con la defensa totalmente abierta. Un regalo de Casco al tratar de bajar la pelota con la cabeza terminó dejando que Grimaldo corriera mano a mano. Hubo un ángel de la guarda al costado del palo derecho, porque su remate se estrelló ahí y no terminó en gol. Noche para el olvido del Más Grande a nivel defensivo.