River perdió por segunda vez consecutiva y, pese a tener un partido pendiente, quedó a nueve unidades de la punta. Si bien abrió el marcador, Estudiantes de La Plata dio vuelta la historia y lo venció 2-1. El campeón de América necesita recuperarse sí o sí el próximo domingo.
Ni siquiera había pasado un minuto de juego en el segundo tiempo cuando Lucas Alario fabricó una jugada brillante, dejó en el camino a Hilario Navarro y le sirvió en bandeja la chance del segundo tanto a Gonzalo Martínez. Sin embargo, el ex-Huracán falló debajo del arco. Era más fácil que la acción terminara en gol que por encima del travesaño. No salió bien y costó bastante caro porque el Pincha logró la igualdad enseguida y luego revirtió el resultado.
Creer o reventar, ese momento puede ser determinante en este semestre. Desde ya que de ninguna manera hay que culpar al Pity, clave en varios pasajes del 2015 para allanar caminos, pero sí quedará grabada esa definición sin éxito. Podría haber sido decisiva para vencer a Estudiantes. Nobleza obliga, dos tantos de diferencia eran exagerados para un desarrollo general parejo, aunque favorable en cuanto al marcador gracias a Luis González.
Cuando iban 38 minutos de la etapa inicial, Lucho desniveló mediante un auténtico golazo. Matías Kranevitter, con el perfil menos apto, lo asistió y el volante de 34 años paró la pelota con derecha para sacar un zurdazo perfecto, ubicándola en el ángulo superior derecho. Una obra de arte para romper un cero absolutamente justo, más allá de cierta superioridad territorial del conjunto local hasta entonces, producto de un desempeño aceitado en el medio campo.
Lo cierto es que River supo ponerse en ventaja en un contexto poco amigable. Con poco fútbol, amén de la cantidad de intérpretes capacitados para la producción ofensiva, se fue al descanso 1-0. Tuvo la mencionada posibilidad de Martínez para estirar la distancia. Fue un quiebre porque otro golazo, en este caso de Ezequiel Cerutti, permitió que Estudiantes le hiciera pagar al Millonario su oportunidad desaprovechada. La máxima del fútbol sobre los goles que no se hacen, capítulo un millón.
Once minutos después de la paridad, Sebastián Domínguez torció el rumbo. Luego de un tiro de esquina proveniente del sector derecho, definió cómodamente dentro del área. Falencia atrás. Error demasiado caro. Independientemente de dicha acción, River ya estaba en problemas. Carecía de peso en los metros finales. Tenía algunas ideas interesantes, pero se equivocaba en la ejecución. Le faltaba inquietar. Una prueba de ellos es que recién a los 40 del ST tuvo su primera pelota parada a favor. Un tiro libre que chocó en la barrera.
Como si fuera poco, el panorama se oscureció todavía más porque Lucas Alario fue expulsado. Roja directa. ¿Diego Abal quiso “compensar” por no haber expulsado a Jonatan Maidana en un contragolpe que cortó? De una manera u otra, a ocho minutos de que se cumpliera el tiempo reglamentario, River sumaba un obstáculo. Buscó. Luchó. Aunque no volvió a pisar el área de enfrente. Incluso, pasó 34 minutos sin rematar. Un síntoma inexorable de su anemia. Entonces, pese a tener crédito hasta el pitazo final, se fue de La Plata con las manos vacías. Necesita dar vuelta la página sí o sí ante Huracán. De lo contrario, el título podría pasar a ser prácticamente utópico para un equipo tan ganador como ambicioso.
+ Video: Los goles del encuentro.
+ Fotos: Las imágenes del partido.
+ Gallardo: “No tuvimos respuestas”.
+ Lucho: “Aún hay posibilidades”.