A orillas del río Yacuí, en Porto Alegre, River ya empieza a marcar presencia en Brasil, donde las elecciones a presidente son motivo de conversación porque ayer ganó Bolsonaro. Poco a poco el rojo y blanco se hace sentir en las calles de la capital de Río Grande do Sul. Aquí, a 857 kilómetros de Buenos Aires en línea recta -por ruta son 1.305-, el equipo que dirige Marcelo Gallardo se jugará el pase a la final de la Copa Libertadores.
La gran mayoría de los hinchas del Millonario arribará este martes, pero hay muchos que llegaron entre ayer y hoy. El primer grupo lo hizo mediante avión, mientras que la parte más nutrida utilizó micros de diferentes empresas. Una de ellas tuvo que agregar un servicio para satisfacer la demanda, sabiendo que los pasajes aéreos elevaron sus precios de una manera significativa.
El aeropuerto Filho Salgado y la estación Rodoviaria Central -la versión gaúcha de Retiro, pero más prolija y amigable para caminar- fueron testigos de la fiebre riverplatense. Sin embargo, cientos de simpatizantes pisarán Brasil mañana, cuando los controles fronterizos extremarán recaudos y la policía militar local acompañará a los ómnibus del Más Grande para llevar a la gente al Parque da Armonía, el lugar elegido como campamento para las horas previas a la revancha.
Las puertas del estadio Arena do Gremio estarán abiertas tres horas antes del partido
Por primera vez River actuará en el estadio Arena do Gremio, inaugurado el 8 de diciembre de 2012, cuando el club local jugó un amistoso ante Hamburgo. Allí habrá 4.000 hinchas -pagaron 2.000 pesos por entrada para ocupar un sector superior de la tribuna Sul- alentando al conjunto del Muñeco. El acceso será en la puerta 6, a metros de una avenida que bordea un barrio que sirve como introducción a una de las favelas más difíciles de Porto Alegre, una ciudad que ya empieza a sentir la pasión riverplatense.