Fernando Cavenaghi, el Torito, el Cavegol, ese goleador letal que no puede esconder todo el amor que siente por River, el pibe de O’Brien que llegó al Más Grande de chiquito para cumplir su sueño de vestir el Manto Sagrado vivió uno de sus días más gloriosos el 16 de mayo de 2004 en la Bombonera, aquella tarde fue el autor del único gol del partido y con tan solo 21 años se paró en territorio enemigo, miró a los miles de hinchas que coparon la segunda y tercera bandeja del Alberto J. Armando y con una sonrisa les dijo todo. La relación de Cavenaghi con el hincha es de amor, no hay otra palabra que la pueda describir mejor.
Boca venía de ser campeón del Apertura 2003 y lideraba el Clausura, por su parte el equipo del Negro Astrada, que hacía poco había dejado de ser jugador para pasar a ser DT llegaba a la casa del eterno rival con la ilusión de ganar para quedar puntero, el partido correspondía a la Fecha 14, por lo que el vencedor tendría serias chances de dar la vuelta olímpica. El marco era sensacional, todavía en ese entonces ambas parcialidades podían concurrir a los estadios y pocas cosas en la vida son más lindas que un superclásico con hinchas de los dos clubes.
El panorama no comenzó ideal para el Más Grande, a pocos minutos de comenzado el encuentro Marcelo Salas debió ser reemplazado, en su lugar ingresó un joven Maximiliano López –que tendría uno de los mejores partidos de su carrera- y la delantera del Millonario estaría conformada por dos pibes de las Inferiores –López y Cavenaghi-. El Xeneize se mostró amenazante pero no lastimó, quien sí lo hizo a los 37 minutos del primer tiempo fue River que luego de un córner ejecutado por Marcelo Gallardo, en primera instancia cabeceó en el área Claudio Husaín y en segunda quien la mandó a guardar fue el Torito, que impactó de cabeza tras sacarse a su marcador de encima. El delirio en la tribuna fue monumental y de esta manera finalizó el primer tiempo.
El complemento fue totalmente de River que pudo haber ganado por una diferencia bastante mayor, pero igualmente el arco defendido por Germán Lux no sufrió. Como suele ser habitual en los superclásicos, ninguno de los dos terminó con los 11 en cancha, el local sufrió las expulsiones de José María Calvo y de Carlos Tévez mientras que en el Millonario Eduardo Tuzzio vio la tarjeta roja. Final del partido, el Más Grande ganó 1 a 0 y alcanzó los 32 puntos, el Xeneize se quedó con 31 y unas fechas más tarde el equipo del Jefe gritaría campeón nuevamente en el fútbol argentino.