River estaba obligado a ganarle a Independiente, un equipo que venía en caída, que no peleaba por nada y que se quedó sin su entrenador después de caer 4-3 frente a Arsenal. Pero River no ganó. Que haya perdido ya es una anécdota. Lo cierto es que el equipo no pudo alcanzar lo que necesitaba para al menos dar batalla en la lucha por un lugar en la final de la Copa Diego Maradona, un torneo que encaró con más suplentes que titulares, pero que también era un objetivo para el equipo de Marcelo Gallardo.

¿Es para preocuparse? Preocupa, sí, por supuesto. Sobre todo después del golpazo que fue el 0-3 de local frente a Palmeiras en la primera semifinal de la Libertadores. Justamente el clásico contra Independiente se presentaba como un buen desafío para recuperarse, ganar y llegar con un envión a la revancha que se disputará el próximo martes en Brasil. Sin embargo, fue todo lo contrario. Una nueva derrota abre más dudas sobre el rendimiento que River mostró en la última semana, cuando sumó apenas un punto (el empate en la Bombonera) sobre nueve en juego.

Aún no es tiempo de balances porque en menos de 72 horas se disputará un partido trascendental, la revancha contra Palmeiras. El desafío es tan importante como difícil. El propio Gallardo admitió que se necesita una "noche épica", de ésas que no se dan todos los días, pero que pueden darse. Y este River, con el Muñeco al mando, nos acostumbró a hazañas y por eso hay que creer y confiar. Que cuesta teniendo en cuenta los últimos partidos, es cierto. Pero igual hay que darle el voto de confianza a estos jugadores que tantas veces nos dejaron las manos rojas de tanto aplaudirlos.

Falló River, sí. Pero el martes tendrá otra oportunidad. No nos falles.