(Mar del Plata – Enviado especial) Un River alternativo estuvo dos veces en desventaja, pero supo reaccionar con los cambios que hizo Gallardo y dio vuelta la historia para vencer 3-2 a los titulares de San Lorenzo.

La etapa de preparación no debe ser para sacar conclusiones, sean positivas o no. En ese contexto, siempre es bienvenido que los éxitos aparezcan. Luego de la victoria 1-0 en el Superclásico, El Más Grande prolongó su racha favorable mediante un nuevo triunfo. En este caso con un valor agregado, debido a que revirtió un resultado adverso y terminó celebrando en Mar del Plata.

Cuando tan sólo iban tres minutos del primer tiempo, Enzo Kalinski apareció por sorpresa para aprovechar una serie de rebotes. Martín Cauteruccio estuvo cerca de estirar la diferencia, pero falló y River no perdonó en su reacción: Sebastián Driussi también sacó rédito de una acción confusa para quedar mano a mano con Sebastián Torrico y definir por encima de él. El inicio fue abierto, golpe por golpe, a pura velocidad.

A través de un flexible 3-4-1-2, con Nicolás Domingo en el centro de la defensa, acompañado a los costados por Emanuel Mammana y Leandro Vega, Marcelo Gallardo apostó por el buen pie. Buscó el control que tanto desea y un equipo tan ancho como profundo. Pero atrás quedó desprotegido y San Lorenzo apuntó a explotar los espacios. Augusto Batalla evitó un nuevo gol rival en dos ocasiones hasta que Gonzalo Prósperi logró vulnerarlo antes de ir al descanso.

Si no enderazaba el rumbo a tiempo, River corría peligro de sufrir varios golpes más. El Muñeco, inteligente, metió mano para el complemento. Acertó. Gabriel Mercado se vistió de asistidor para dejar cara a cara a Driussi con el arquero adversario. El juvenil definió bien para el 2-2. Ignacio Fernández también fue decisivo en su entrada porque se puso el equipo al hombro, formó sociedades y envió el centro del cabezazo de Mora para el 3-2.

Las variantes no sólo sirvieron para dar vuelta la historia, sino que también aportaron herramientas que funcionaron en la tenencia del balón. Del otro lado, Pablo Guede demoró en realizar las modificaciones. Eso benefició a River, que tuvo un envión tanto en lo técnico como en lo físico para ser punzante, mejorar atrás y generar mucho riesgo en cada avance. La expulsión de Kalinski por una fuerte infracción sobre el debutante Joaquín Arzura -cumplió una buena labor- simplificó el asunto y el Campeón de América se fue de La Feliz con una sonrisa. El que ríe último, ríe mejor, ¿verdad?

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