Este River es capaz de dar vuelta la serie y meterse en las semifinales de la Copa Superliga. Ya lo dijo Marcelo Gallardo: “Que la gente crea porque tiene con qué creer”. Sin embargo, el panorama es totalmente adverso tanto por el 0-3 como por la amenaza constante de que un gol de Atlético Tucumán en el estadio Monumental obligue a un 5-1 inviable en un contexto razonable. Ésa es la situación: el equipo que dirige el Muñeco quedó al borde de la eliminación en un certamen que no sólo pone en juego un trofeo oficial, sino que además ofrece un lugar en la fase de grupos de la Libertadores 2020.

La noche de Tucumán fue completamente oscura para River. Todo le salió al revés. Podría haberse puesto en ventaja porque fue superior hasta que Atlético demostró una vez más por qué la contundencia es fundamental. Mientras el Millonario desperdició sus posibilidades por falta de puntería y decisiones equivocadas, el Decano sacó dos goles de diferencia en un lapso de apenas tres minutos: David Barbona definió muy bien en un mano a mano cuando iban 34 y Leandro Díaz cabeceó fácilmente luego de un tiro de esquina.

River perdió el rumbo desde esos golpes. Poco a poco dejó atrás la lucidez inicial para llegar con frecuencia al área rival. Las pelotas divididas ya no tuvieron como destinatarios a los volantes del Más Grande. En ese contexto, hubo rendimientos pobres: Rafael Borré fue irresoluto, Exequiel Palacios estuvo muy impreciso y los laterales exhibieron problemas para culminar sus proyecciones de manera acertada. Semejante cóctel se profundizó en la segunda parte. La media distancia no fue un recurso bien empleado y la pelota parada brilló por su ausencia, debido a que las faltas de Atlético eran lejos del arco.

El equipo intenso, agresivo e inteligente del principio se desvaneció. River tampoco encontró soluciones a través de los cambios. Ninguno pudo torcer el rumbo. La confusión generalizada y los errores al acelerar simplificaron la tarea de una defensa rival sin los marcadores centrales titulares. Tan pobre fue la versión del complemento que Franco Armani también se contagió y, al igual que ante Internacional, tuvo responsabilidad directa en un grito rival: tras un remate del ingresado Ramiro Carrera, Javier Toledo sentenció el 3-0 definitivo.

¿Es posible ilusionarse con una remontada? Por supuesto que sí, aunque River tendrá que reencontrarse con la eficacia imprescindible -como por ejemplo en el 6-0 sobre Aldosivi- para desarmar a un buen conjunto como Atlético Tucumán. Gallardo y su cuerpo técnico deberán analizar minuciosamente la estrategia a desarrollar para saber cómo y dónde lastimar al equipo que conduce Ricardo Zielinski. Inexorablemente aparece el recuerdo del 8-0 contra Jorge Wilstermann. ¿Se podrá repetir un triunfo para avanzar a las semifinales de la Copa Superliga? La respuesta estará en la noche del próximo martes.