La repatriación de varios exfutbolistas que nacieron o pasaron por el club dejando una gran huella ha sido una de las principales políticas de River en los últimos mercados de pases. El club fue tomando esas oportunidades para sumar calidad y jerarquía al plantel, y para que ellos vuelvan a brillar y a triunfar en Núñez, pero hasta el momento aquellas apuestas que llegaron entre fines del 2022 y todo el 2023 no han podido acoplarse de la manera esperada en el campo de juego. Por eso gran parte de las miradas de este nuevo 2024 estarán situadas en ellos, porque a partir de lo que puedan aportar se acrecentarán o no las chances de tener el año futbolístico exitoso que todos ansiamos tanto en el plano local como en el internacional.

Ramiro Funes Mori pareció haber empezado a encontrar su norte futbolístico en los últimos partidos del año pasado, sobre todo en los dos enfrentamientos frente a Rosario Central donde fue el mejor defensor de la cancha ganando casi todos los duelos por abajo y por arriba, y comenzando a reencontrarse con ese contagio y presencia que supo demostrar en su primera etapa. No tengo dudas que si continúa por ese camino se convertirá en un verdadero caudillo de cara a los partidos de Copa Libertadores que se vienen, una competencia que le sienta muy bien.

El regreso de Kranevitter tuvo más tropiezos que pasos firmes. Aquella durísima lesión de tobillo en el primer amistoso de la era Demichelis le costó muy caro, principalmente porque atrasó su readaptación al fútbol argentino y además le quitó más ritmo futbolístico del poco que ya traía consigo, sumado a que ya de por sí corría con desventaja de poder sumar demasiados minutos teniendo en cuenta que en ese sector de la cancha Enzo Pérez y De La Cruz eran pilares fundamentales del equipo. En este 2024 con la ausencia de ambos se le abre una oportunidad enorme para demostrar que con continuidad y confianza puede y debe repuntar a todo nivel para volver a ser aquel líder de la presión y el equilibrio que todos conocimos.

Lanzini es sin dudas el caso más sensible, porque hasta el momento ha decepcionado con sus actuaciones dentro de la cancha, muy lejos de todo el potencial y la calidad que sabemos que puede dar. Con baja confianza para gambetear fiel a su estilo, casi sin patear al arco en todo el último semestre y hasta seguramente desmotivado porque llegó para jugar las fases finales de Libertadores y el equipo quedó eliminado antes. Pero se sabe que esta clase de jugadores pueden despertarse en cualquier momento, y creo que el 2024 será el año donde con una buena pretemporada y sabiendo que ahora sí jugará la Copa aparecerá ese quiebre mental favorable. Lo necesita él y lo necesitamos todos.

Y el Pity es la otra gran carta que tenemos en las gateras. Se lo nota muy feliz y motivado desde su regreso, y con pequeños gestos y su personalidad risueña e influyente ya demostró que tiene herramientas para seguir siendo uno de los grandes líderes positivos puertas para adentro. Lo único que le falta es acomodarse desde lo físico donde todavía se lo nota débil y sin ese cambio de ritmo que lo caracteriza como futbolista, y por eso con una buena puesta a punto en enero tendrá todo el panorama abierto para reencontrarse con su mejor versión y convertirse nuevamente en una pieza clave.

Ellos cuatro serán fundamentales para que la transición futbolística que asoma en el 2024 sea lo más positiva posible, y no tengo dudas que si encuentran su mejor estado de forma serán la columna vertebral del equipo a lo largo del año, y además los que se conviertan a la larga en los nuevos grandes referentes tanto para sus compañeros como para los juveniles que van asomando. Es el momento que se hagan cargo y asuman todas esas responsabilidades de la mejor manera, porque la ilusión de cada hincha fue muy grande en el momento que volvieron a vestir la camiseta que tanto aman.