Este martes será uno de los 11 que salga a la Bombonera para ir por la clasificación a una nueva final de la Copa Libertadores de América, pero bien podría estar en esa situación con otra camiseta. Con la otra camiseta. De Javier Pinola se trata. Sí, antes de firmar con River, el marcador central estuvo cerca de ser jugador de Boca unos días antes de recibir el llamado de Marcelo Gallardo y desviar su destino.

 

Allá por junio del 2017, el por entonces jugador de Rosario Central tenía más de un interesado. El primero que lo buscó fue Racing, dirigido por Diego Cocca, y en medio de esos contactos también apareció Boca con intenciones de llevárselo. Barros Schelotto buscaba un líder para su defensa, ya pensando en la Libertadores 2018, y apuntó a Pinola. Daniel Angelici habló con los dirigentes rosarinos y con el propio defensor, a quien le hizo una propuesta que parecía irrechazable. El presidente de Boca estaba dispuesto a pagar lo que fuera necesario para comprarlo y se lo hizo saber a Pinola.

Sin embargo, apareció un tercer protagonista en aquella novela de invierno. River seguía con vida en la Copa Libertadores, pero había sufrido una baja importante: la Conmebol había suspendido a Martínez Quarta (además de Mayada) por doping y Gallardo necesitaba un reemplazante que llegara y se pusiera la camiseta para jugar. El Muñeco también le apuntó a Pinola: lo llamó por teléfono y ese contacto fue una de las claves para que el pelado cambiara su camino. Ya estaba decidido a irse de Rosario y la propuesta de River pudo más que el dinero.

Aunque Angelici siguió insistiendo y se comunicó directamente con Pinola para ofrecerle un contrato superador con mejores condiciones económicas de las que le ofrecía River, el defensor le dijo que no. Su amor por los colores y el desafío que le proponía Gallardo lo llevaron a mudarse a Núñez. La historia posterior ya es conocida: Boca compró a Paolo Goltz, quien ni siquiera fue titular en la final de la Libertadores 2018. Pinola sí estuvo. Y fue campeón.