¿River es irregular? Sí. ¿River no encuentra su funcionamiento ideal? Es verdad. ¿River está lejos de ser un equipo confiable? También es cierto. ¿River falla en los partidos clave? Lamentablemente. ¿River puede ser campeón? Puede sonar contradictorio, pero la respuesta también es un sí.

Seguro en este momento se le ocurrirán miles de razones para pensar lo contrario. Y no estarán equivocados. Jugando como hasta ahora no le va a dar para ser campeón. Pero todavía quedan nueve fechas (casi la mitad de lo que eran los torneos Apertura y Clausura otras décadas) para dar vuelta la historia. Por supuesto que este equipo necesita encarrilarse, reencontrarse futbolísticamente y mantenerlo, que no sean chispazos que se apagan tan rápido como se encienden. River necesita volver a ser River. Esta vez futbolísticamente hablando.

Si hay algo que tiene este fútbol argentino es un nivel bajo. Nadie se animaría a afirmar que Boca y River han sido grandes equipos en lo que va del 2022, pero resulta que la tabla anual los muestra como primero y segundo. Entonces, en los números son los mejores, no hace falta imaginar demasiado para pensar en el resto. Y si después de ganar el superclásico Boca se transformó en el gran candidato a comerse a Atlético Tucumán, Gimnasia y Huracán (hoy los tres primeros de la Liga Profesional), River no está tan lejos: lo separan los tres puntos que perdió en La Boca.

Desde los números el panorama no es terminal como para tirar la toalla. El Más Grande está a tres de Boca y a cinco del Decano, con 27 puntos todavía por disputarse. Ahora el gran desafío estará en el nivel de juego, en el rendimiento futbolístico del equipo. Ahí es donde tiene que darse un rápido cambio si realmente los jugadores y el cuerpo técnico creen que podrán pelear hasta el final. Y tiene que ser urgente. Lo dijo el propio Gallardo, hay chances, pero dependerá de "salir rápido del golpe". Y la reacción debe mostrarse este miércoles cuando River enfrente a Banfield en el Monumental.

La campaña es irregular: en 18 fechas nunca consiguió hilvanar tres victorias seguidas y eso es imperdonable para un equipo con aspiraciones. Los cambios constantes en la formación son la mejor explicación para la inconformidad de Gallardo con su equipo, no ve reflejado lo que él quisiera. Y en esa búsqueda es que también puede hacer apuestas que fallan como la del domingo en la Bombonera.

River necesita que la defensa vuelva a ser infranqueable y que los laterales también ataquen como si fueran wines. River necesita volver a ser el dueño de la pelota presionando y asociándose. River necesita volver a tener la dinámica, la movilidad y la voracidad que no podían soportar sus rivales. River necesita volver a ser efectivo y contundente. River necesita volver a ser River.

Y así podrá pelear por ser campeón.