No fue para nada fácil la historia de Milton Casco en River. Sus primeros tres años en el club estuvieron llenos de altibajos futbolísticos, tuvo varios errores que le costaron caro al equipo, y era el blanco de los grandes cuestionamientos en la gran mayoría de los hinchas.

La llegada de Marcelo Saracchi a mediados del 2017 lo había relegado totalmente del equipo, y el destino parecía alejarlo de la camiseta del Más Grande. Pero cuando el uruguayo se fue a Alemania y todos imaginaban que Gallardo iba en la búsqueda de otro lateral izquierdo, el Muñeco decidió respaldarlo y darle la confianza para que vuelva al equipo titular en el segundo semestre del 2018. Ni más ni menos que en medio de la fase final de la Libertadores más difícil de la historia.

 

Y fue desde allí en adelante donde se vio al mejor Casco con la camiseta de River. En el momento de más complejidad y exigencia. Semana a semana se lo ve más sólido y concentrado en el juego, y más suelto y confiado con la pelota. Una versión muy similar a la que lo llevó a la Selección Argentina a mediados del 2015.

El pasado miércoles ante Godoy Cruz, el lateral cumplió 100 partidos en River, y fue la figura de la cancha para el grueso de la opinión pública. El entrerriano se mostró permanentemente como salida en ataque, y asistió magistralmente a Pratto en el tercer gol del equipo. 

 

Definitivamente las críticas y las miradas de reojo de la mayoría de los hinchas quedaron atrás. Cuando el equipo festejó la copa Libertadores el pasado 23 de diciembre en el Monumental, Milton fue uno de los más ovacionados por todo el público, quien le reconoció su evolución adentro de la cancha y la regularidad durante todo el semestre pasado.

Lo cierto es que a puro perfil bajo y humildad, Casco revirtió una historia que fue torcida durante mucho tiempo, y hoy puede disfrutar no sólo del nivel que lo trajo a vestirse la camiseta más pesada del país, sino también del reconocimiento de la gente.