River mostró dos caras en Sarandí. Fue un equipo de funcionamiento extremadamente pobre en el primer tiempo y directo para atacar en la segunda parte. Podría haberse ido con una derrota de la cancha de Arsenal, pero supo reaccionar con su peso ofensivo para alcanzar el 3-3.
La clave para explicar la igualdad obtenids estuvo tanto en la jerarquía y el oportunismo de Ignacio Scocco como las dos apariciones fundamentales de Juan Fernando Quintero. River se levantó antes de que Arsenal pudiera un golpe de nocaut en cada contragolpe con espacios.
El equipo alternativo dejó una imagen negativa a nivel de funcionamiento. River fue un conjunto inconexo, sin ideas, a excepción de Scocco. Pese a la asistencia a Nacho en el descuento, Lucas Pratto ofreció una versión preocupante, sin puntería ni la capacidad avasallante para causar riesgo.
Para colmo, la defensa y el medio campo no tuvieron contención. Un fiel reflejo de eso fue que dos goles de Arsenal llegaron a través de la media distancia, mientras que otro llegó por un enorme espacio concedido. River no lo pagó caro porque el poder desequilibrante le dio el auxilio.
En ese contexto, River se llevó un punto valioso por las circunstancias de turno y las adversidades. Iba camino a irse sin sumar hasta que Quintero se iluminó con un tiro de esquina y un pase para que Matías Suárez forzara el gol en contra de Fernando Torrent. ¿Volverá a frotar la lámpara Juanfer el próximo martes?