"River fue el que me formó y voy a ser un agradecido toda la vida. Llegué a los 11 años, fui a la escuela, vivía en el club, pasaba las 24 horas ahí y para mí River es lo máximo que me pasó en mi carrera. Yo era muy chiquito y ahí aprendí todo. Era una ciudad enorme, yo tenía miedo hasta de perderme en el club... Y hoy a la distancia soy un hincha más, me alegro cuando gana y me pongo triste cuando pierde. Tengo el deseo de volver algún día y mostrarle a mi hijo dónde viví, dónde estuve, dónde iba al colegio... Me encantaría mostrárselo".

Diego Buonanotte brota de recuerdos con solo escuchar la palabra River. Desde Santiago de Chile, donde lleva cinco años viviendo y vistiendo la camiseta de la Universidad Católica, el Enano charló con La Página Millonaria para recordar sus inicios en Núñez, su aparición en Primera a los 17 años, sus días con Ariel Ortega y Marcelo Gallardo como compañeros y mucho más. A los 33, es papá de Lucía (10), Santino (7) y Amelia (1) y el varón lo indaga a menudo sobre sus días con la banda roja.

Buonanotte y el festejo del gol del triunfo ante Huracán, clave para el título del Clausura 2008 (Foto: La Página Millonaria).

Buonanotte y el festejo del gol del triunfo ante Huracán, clave para el título del Clausura 2008 (Foto: La Página Millonaria).

-¿Te gustaría volver a jugar en River o sólo te imaginás recorriendo el club con tu hijo?

-No, no, soy muy realista y sé que River está en un gran momento, salen jugadores espectaculares. Hay una gestión por parte del entrenador, de la CD y yo lo disfruto como hincha. El día que vuelva me encantaría ir como un apasionado al fútbol, como un hincha del corazón de River y mostrarle todo a Santino.

-¿Qué momento elegirías para mostrarle una foto a tu hijo?

-Uno siempre elige los buenos momentos, cuando salimos campeones, pero a lo mejor me quedo cuando me tocó entrar por el Pipa (Higuaín) y debuté contra Instituto. No fue el debut soñado porque entré un ratito, después volví a Reserva y tuve que remar como dos años más para volver. Pero ese partido me marcó para toda la vida.

-¿Qué te acordás del debut?

-No mucho porque estaba muy nervioso. Me acuerdo que Passarella me dio unas indicaciones y cuando entré hice algunas señas con los dedos pero no sabía qué decía ni qué tenía que hacer. Lo único que quería era que terminara el partido para decir "listo, debuté". 

-¿Cómo viviste el título del Clausura 2008 que se logró después de un golpe duro como fue la eliminación de la Libertadores?

-Fue complicado ese año. Teníamos mucha ilusión con la Copa. Teníamos todo a favor contra San Lorenzo y los goles de Bergessio fueron un baldazo de agua fría. Pero luego se nos dio el torneo. Siempre manteníamos el arco en cero como quería el Cholo (Simeone) y siempre algún gol hacíamos. Ortega hizo lo que siempre hizo, es un jugador extraordinario, de otro planeta, y el resto acompañamos: el Pitu Abelairas, Falcao, el Negro Augusto (Fernández), Ahumada... Pero la figura fue Ariel.

La amistad entre Buonanotte y Ortega

"Siempre dije que Ariel me puso bajo su brazo, me guió y marcó el camino. Soy un agradecido a él, a Gallardo y a Almeyda porque siempre me protegieron. siempre me cuidaron", confiesa Bounanotte al hablar de los compañeros más experimentados con los que le tocó compartir plantel en Núñez. Y los mayores elogios se los dedica al Burrito, con quien lo une una larga amistad: "Cuando tenía la pelota, yo se la daba a Ariel y me movía porque sabía que él iba a encontrar el pase. Me acuerdo un gol a Argentinos que le di un pase intrascendente y empecé a picar. Me metió un pase entre los centrales que sólo él pudo ver".

-En ese momento caliente de la definición del campeonato, ¿Ortega les habló para decirles que se quedaran tranquilos?

-Él siempre respondía, siempre me acuerdo de algo que contó Paulo Ferrari: decía que cuando te levantabas en la concentración y había música fuerte en la pieza de Ariel, había que quedarse tranquilo porque él estaba. Y en ese 2008 la música era todos los partidos. Se despertaba a las 9 de la mañana y ponía la cumbia fuerte y nos levantaba a todos. Ariel siempre respondió en el grupo y se puso el equipo al hombro.

-Vos y Ortega eran calentones: ¿se putearon alguna vez en la cancha?

-Sí, sí. Con Ariel hubo peleas, pero no... Yo siempre fui muy fastidioso, pero él siempre me protegió. Aún hoy nos mantenemos en contacto, me manda mensajes. Conmigo se ha portado más que bien.

-¿Con qué compañeros te mantenés en contacto?

-Gracias a las redes sociales es todo distinto. Yo me reencontré con compañeros de Infantiles y nos pasamos fotos. Mantengo una relación muy cercana con el Pitu Abelairas, Augusto Fernández, Ariel (Ortega), el Indio Vega y soy muy amigo de José San Román.

-¿Y guardaste camisetas u otros recuerdos?

-Tengo muchísimas fotos... El otro día, que se cumplieron 13 años del título del 2008, le mostraba videos de los goles a Santi, mi hijo. En Teodelina, en el quincho de mi casa, están las camisetas, la medalla del 2008, la de los Juegos Olímpicos... Y cada vez que voy siempre reviso y miro todo. 

Buonanotte, la 10 de River y Carrascal

"Yo la usé en una Copa y es un número complicado, difícil, que tiene mucho peso porque la han usado jugadores extraordinarios. Cada vez que me la ponía era difícil, no porque uno no tenga la personalidad para usarla", confiesa el Enano sobre la camiseta más emblemática.

-¿Y cómo lo ves a Carrascal para llevarla?

-Yo creo que Carrascal es un gran jugador que, como todos los que llevó Gallardo, necesita un período de adaptación. Yo creo que va a andar bien, tiene las condiciones para ser el 10 de River. Obviamente tiene que escuchar a Gallardo sí o sí porque sabe, lo va a potenciar y lo va a hacer mejor jugador. Confío en que Carrascal puede ser un buen número 10 para River. Ojalá que la pueda llevar bien puesta.

-¿Era distinto cuando tenías que usar la 10 en vez de la 30?

-Es un número difícil por la historia que trae esa camiseta, por los jugadores que han usado ese número y han quedado en la historia de River. Es un número pesado, pero es lindo tener ese desafío. Carrascal la puede llevar porque tiene las condiciones.