Diego Buonanotte surgió de la cantera del Más Grande y fiel al estilo histórico del club deslumbró en sus comienzos con su técnica, también llamó la atención su físico, pero su estatura no condicionaba su juego. Si bien debutó en 2006, su punto más alto fue en el Clausura 2008 cuando –junto a Ariel Ortega- fueron las grandes figuras de esa conquista bajo el mando de Diego Simeone. El actual jugador de la Universidad Católica de Chile tuvo la dicha de compartir cancha con grandes glorias riverplatenses como Marcelo Gallardo, Ariel Ortega, Matías Almeyda y Leonado Ponzio.
“En la última etapa que compartí con Marcelo de jugador, ya se veía que era un entrenador dentro de la cancha. Nunca hubiera imaginado que iba a ganar tanto, pero hoy lo disfruto como hincha. Tiene una simpleza para dar los mensajes. En el fútbol todos dan vueltas, y él es súper claro”, dijo Buonanotte en diálogo con Cómo te va? y luego mostró su cariño hacía River y contó el deseo que tiene con sus hijos en un futuro cercano: “Les prometí a mis hijos que cuando pase la pandemia los voy a llevar a ver mis orígenes, donde empecé. Todo lo que logré, lo que soy, es gracias a River, por eso siempre estoy agradecido”.
“Si tengo que elegir a alguien de River es a Gallardo, no elegiría un solo jugador; River es Gallardo. También elegiría a Leo Ponzio porque fue mi compañero, es el emblema y la bandera de River; lo conozco como jugador y como persona”, se deshizo en elogios el Enano para con el actual entrenador del Más Grande y su capitán, con quien compartió plantel en la primera etapa de Ponzio con el Manto Sagrado entre 2007 y 2008.
Diego Buonanotte contó una anécdota con el Muñeco que muestra el tipo de liderazgo que tenía Gallardo: “Teníamos una jugada preparada entre Marcelo, Nico Sánchez y yo. Nico hizo señas de que no se haga la jugada; al final no salió. Marcelo se quedó enojado y a la jugada siguiente se acerca y me zamarrea del cuello de la camiseta. Yo me quedé porque Marcelo era un referente y estaba enojado. Entré al vestuario en el entretiempo y se me salían las lágrimas. En el segundo tiempo meto un gol y el primero que me viene a abrazar es el Muñeco y yo lo esquivé porque había quedado enojado, y abrazo a otro que estaba atrás. Después del partido vino y me dijo ‘la próxima que me esquives en el gol te voy a arrancar la cabeza’, ja”
“Después dije, ‘era el Muñeco, cómo voy a hacer eso’. Me quedó ese recuerdo, siempre lo cuento. Aprendí mucho de él, de Almeyda; jugar con esas leyendas que me ha enseñado mucho”, completó la anécdota el Enano que por entonces se estaba formando en la Primera División y haber estado rodeado de tantos líderes positivos lo ayudó en esa etapa de su carrera.