Uno de los rasgos distintivos que Marcelo Gallardo mostró durante su primer ciclo en River es el ojo clínico a la hora de buscar refuerzos y acertar con nombres que no estén bajo todos los flashes pero que llegaron y la rompieron. Uno de los máximos exponentes de eso es Leonardo Pisculichi, quien cambió la historia del Superclásico: qué es de la vida del crack zurdo.
Luego de su primer partido como DT del club, Gallardo se quedó sin el as de espadas, Manuel Lanzini, vendido al fútbol árabe. Para reemplazarlo, eligió a Piscu, de destacados seis meses en Argentinos Juniors, pero que por edad y trayectoria no parecía estar a la altura del 10 que se iba. Así, el Millonario cerró el primer mercado de pases del Muñeco con dos altas: Julio Chiarini y Pisculichi. También Carlos Sánchez y Rodrigo Mora, regresados de sus préstamos.
Y el nacido en Rafael Castillo no tardó en asentarse como una de las figuras de un equipo que deslumbró a hinchas y extraños con un 11 que salía de memoria y un estilo de juego vistoso como pocas veces había visto, avasallante con y sin pelota, y con múltiples recursos para convertir. En los pies de Piscu, la pelota parada también era un arma letal. De hecho, en el 2-0 a Rosario Central que marcó el punto de despegue de ese equipo, Golosina convirtió su primer gol en River. Un golazo, mejor dicho.
El 27 de noviembre de 2014 (próximamente se cumplirán nueve años), luego de empatar 0-0 en la ida en La Bombonera, se disputó el partido que comenzó a marcar la tónica del ciclo Gallardo. El Más Grande venció 1-0 a su rival de toda la vida, se quedó con el Superclásico en el Monumental y avanzó a la final de la Copa Sudamericana 2014. ¿El autor del gol? Pisculichi. Pero no conforme con eso, el zurdo también fue la figura en la final, con un tanto en la ida y dos asistencias en la revancha.
Piscu: 18 meses irregulares, su “apurada” salida de River y su trayectoria
Ya en 2015, el River de Gallardo fue mutando. Así, entre un estilo más combativo para jugar la Copa Libertadores y problemas físicos, Pisculichi fue perdiendo terreno. Aunque nunca dejó de ser la debilidad del Muñeco. Incluso, en la final frente a Tigres ingresó desde el banco y pateó el córner que derivó en el 3-0 de Ramiro Funes Mori. Un año después rescindió su contrato, y al tiempo confesaría que se apuró en tomar la decisión.
Tras seis meses sin actividad firmó en Vitoria de Brasil, pero no encontró continuidad y terminó interrumpiendo anticipadamente su vínculo para volver a Argentinos Juniors, recientemente ascendido, a mediados de 2017. Pudo encontrarse con su mejor versión pero no logró repetir lo hecho en sus primeros seis meses en River: jugar casi todos los partidos y ser importante. Así, después de dos años emigró al Burgos del ascenso español, donde militó durante dos temporadas participando de 41 encuentros, antes de retirarse en julio del 2021.
Su distinguida calidad y su prodigiosa zurda enamoró a los hinchas de River, que lo homenajearon y ovacionaron en su regreso al Monumental en 2017, jugando para el Bicho. 73 partidos con 10 goles y 18 asistencias para Golosina vistiendo el Manto Sagrado, donde ganó cuatro títulos. Actualmente vive en Palma de Mallorca, España, junto a su familia, donde disfruta dejándole su legado a su hijo Gianluca, que aprendió bien del padre para marcar golazos como este en Penya Arrabal A, la Liga División de Honor Alevín. Pese a la lejanía, sigue al Millonario y hasta elogió a Echeverri. ¡Pero que viva el fútbol, Pisculichi!