Los hinchas de River se merecen esta alegría. Jamás se escondieron en los momentos difíciles. Le pusieron el pecho a las cargadas a las circunstancias que nadie jamás hubiera imaginado. Soportaron maltratos en canchas desconocidas y muchas situaciones más. Ellos se merecen esto. Nosotros nos merecemos esto. La felicidad es una palabra insuficiente para describir semejante nivel de satisfacción. Ningún término refleja lo que sentimos, lo que gozamos en Porto Alegre. ¡River está en la final de la Copa Libertadores después de una hazaña histórica bajo la lluvia!
Saltan, cantan, se funden en abrazos. Gritan, lloran, despilfarran lágrimas de emoción, lágrimas de desahogo pensando en todos esos días de tristeza infinita. Atrás quedaron esas dificultades. ¡Hoy River está a un paso de conquistar América! Cinco mil fieles son testigos de una velada heroica. La parte superior de la tribuna Sul está vestida de rojo y blanco. No hubo permiso para entrar con los inflables de nuestros colores, pero el aliento estuvo presente como siempre, incluso cuando Gremio coqueteaba con Boca para definir el certamen.
“Yo te quiero, Millonario, yo te quiero de verdad, quiero la Libertadores” es el himno con voces disfónicas y gargantas agotadas luego de ese penal que Gonzalo Martínez pateó como si estuviera jugando en el patio del Borda. Él está loco y todos nosotros también. Los 55.000 torcedores de Gremio no reaccionaron. Aquellos que estaban en la platea dejaron de golpear los vidrios de los palcos de prensa donde estaban los medios de comunicación, muchos de ellos partidarios, como La Página Millonaria.
Algunos hinchas de Rivertuvieron que protegerse antes del partido por los ataques de torcedores de Gremio con piedrazosy botellazos
No importa dejar el estadio Arena do Gremio en la cerrada noche de Porto Alegre, cerca de una favela gigante como este River y con los simpatizantes de Gremio enojados. Todo River canta, salta y celebra. “La Academia, el Rojo y los bosteros”, “a los pu… de Brasil” y el saludo para el presidente de la Nación, no precisamente Bolsonaro: “Mauricio Macri…”. El escenario tricolor le cedió su lugar al rojo y blanco. River es local en Brasil. Logró que el nuevo nombre de la ciudad durante estas horas sea River Alegre.