El Millonario ganó 3-1 temprano sobre Defensa y Justicia e ilusiona a todos luego de lograr su cuarto triunfo consecutivo a nivel oficial. Quedó a dos puntos de la zona de clasificación a la Copa Sudamericana y, además, mostró una evolución futbolística que permite el entusiasmo a futuro.
Ni siquiera pasó un mes desde que la preocupación calaba hondo en la cabeza de cada hincha. River jugaba mal, alternaba sus presentaciones entre empates y caídas, sin mostrar signos que pudieran causar esperanzas reales. Tan sólo existían dos razones para alimentar cierta cuota de expectativa: la cabeza de Marcelo Gallardo y el material disponible. Muchos creyeron que se venía un fin de ciclo, pero la reacción llegó en el momento justo, apenas cuatro días antes del Superclásico. La victoria 1-0 sobre Patronato en el tiempo de descuento fue una inyección anímica para afrontar el duelo contra Boca y escribir otra página histórica. Luego llegó el éxito ante Belgrano y este triunfo frente a Defensa y Justicia para ratificar definitivamente la recuperación de este River, cuyos jugadores se levantaron temprano para dejar en claro que existe un mañana, una ilusión renovada.
River ganó con autoridad en Florencio Varela. Fue un equipo que funcionó como tal, dispuesto a dar batalla en cada sector del campo de juego, a jugar de manera agresiva en cada ataque, a llevarse los tres puntos para seguir escalando en la tabla de posiciones. El Muñeco, quien siempre le huye a la frase del equipo de memoria, encontró once nombres capaces de sentirse cómodos, de ensamblarse a una idea de juego. Y así fue como repitió la formación que eligió en la Supercopa Argentina. Acertó porque el rendimiento colectivo e individual ofreció respuestas positivas, pese a que Defensa se puso en ventaja gracias a un enorme espacio que le dio lugar a Nicolás Fernández para asistir a Fernando Márquez.
Sin embargo, River no sintió un golpe en la confianza ni nada por el estilo. Sostuvo su búsqueda e incluso fue de menor a mayor en cuanto a la precisión para empezar a inquietar a un rival que se replegó (del 4-3-3 inicial a un 4-1-4-1 compacto) para apostar al contragolpe. Antes de que la situación se pusiera compleja apareció un zurdazo de Gonzalo Martínez que causó una mano de Dylan Gissi: penal y gol del número 10. El propio Pity, como enganche de un 4-3-1-2, se encargó de inquietar a los adversarios y, además, ejecutó el tiro libre que sirvió para que Javier Pinola diera vuelta el marcador luego de justamente sufrir una infracción de Fernando Elizari. La réplica del Más Grande resultó muy positiva ante un escenario desfavorable al principio de la mañana.
La segunda parte sirvió para ratificar esa insistencia con argumentos. River ejerció el protagonismo en un desarrollo intenso, de ida y vuelta. Su jerarquía le brindó el 3-1 a través de un pase profundo de Martínez, la figura, para que Lucas Pratto sacara un potente derechazo al primer palo. Y si bien es cierto que al Millonario le costó bajarle los decibeles al trámite para reducir el margen de peligro, también es justo reconocer que siempre estuvo más cerca de aumentar la ventaja que de padecer el descuento. El equipo se distribuyó bien en el terreno, recortó espacios, exhibió cierta solidez colectiva, maquilló fallas personales y prolongó ese andamiaje que invita a la ilusión porque el conjunto empieza a entenderse. Este River madrugó. Demostró que, además, tiene un mañana futbolístico. Eso es lo que mayor satisfacción genera.
+ CALIFICACIONES: Jugador x jugador vs. Defensa y Justicia.
+ GOLES: Los tantos de River ante Defensa y Justicia.
+ GALLARDO: “Me ilusionan algunas cosas de cara a lo que viene”.
+ PINOLA: “Este River es otro, estamos con más confianza”.
+ FOTOS: Las mejores imágenes del partido.
+ LA TABLA: Así están las posiciones de la Superliga.