Los aplausos resumen todo. No existen reproches, quejas ni nada por el estilo. Al contrario, River dejó la Copa Superliga con una actuación brillante que fue insuficiente para clasificarse a las semifinales, pero que le alcanzó a sus hinchas para irse con la frente alto y orgullosos de sentirse tan representantados por este equipo brillante que dirige Marcelo Gallardo.

La goleada 4-1 sobre Atlético Tucumán rozó la perfección en cuanto al rendimiento colectivo e individual. El único error estuvo en el tanto recibido a los cinco minutos del segundo tiempo. Un tiro de esquina ejecutado por David Barbona desde el costado derecho permitió que Leandro Díaz le bajara la pelota a Javier Toledo. Esa acción y el tercer grito del Decano en el norte fueron los principales motivos para explicar la eliminación.

Sin embargo, el nivel de River fue superlativo. Tuvo todo lo que necesita un equipo en cuanto a la producción ofensiva. Además de los cuatro goles, generó varias situaciones, estrelló tres cabezazo en los postes, exigió permanentemente tanto a Cristian Lucchetti como a la defensa rival, ofreció movilidad constante, precisión en velocidad, elección acertada en el manejo del balón, variantes, amplitud para atacar, profundidad, desbordes, centros, remates de media distancia, desequilibrio individual y acciones provenientes de pelota parada. A todo ese repertorio hay que agregarle la rapidez para retroceder al contrarrestar las réplicas de Atlético Tucumán, así como también la presión y la agresividad a la hora de la recuperación.

Esta vez hubo contundencia. No fue suficiente porque hacerle cinco goles a un equipo que terminó quinto en la Superliga de ninguna manera es frecuente ni natural. Hubiera sido una hazaña gigante. Estuvo cerca de concretarse. Lucas Pratto marcó dos tantos y fue determinante en el empuje, acompañado por Matías Suárez-autor del tercero- y Nicolás De La Cruz por afuera para romper por las bandas, respaldados por la inteligencia de los volantes (Ignacio Fernández abrió la cuenta mediante una resolución excelente), quienes desdoblaron funciones entre el armado de juego y la contribución en la marca.

Semejante actuación de River merecía premio. Tendría que haber concluido con la clasificación a las semifinales de la Copa Superliga. Aunque a una semana para jugar la Recopa Sudamericana ante Atlético Paranaense, el entusiasmo está en pie, con argumentos sólidos e incluso un prometedor regreso de Milton Casco.