Para muchos River jugó bien, para otros tuvo otro partido flojo y tampoco tuvo suerte. Lo cierto es que cualquier análisis es válido para entender, explicar y darle contexto al momento irregular que atraviesa el Millonario dentro de la cancha y que desembocó en su temprana eliminación de la Copa Libertadores, con polémica de por medio, claro. Es imposible no detenerse en el lamentable accionar del VAR, pero también es cierto que Vélez superó a River en los 180 minutos.

Lo que no se le puede reprochar a River, por lo menos en el partido de anoche, es la actitud. El equipo estuvo concentrado, metido y compenetrado por la causa. La pelota no entró, pero se hicieron todos los esfuerzos posibles para que sucediera y en eso hizo hincapié Gallardo en conferencia de prensa, revelando incluso detalles de la charla que tuvo con el plantel en el vestuario una vez consumada la eliminación. “Hablar de actitud es delicado porque lo que creemos que es actitud es que no hay deseos, no hay ganas, no hay carácter. No creo que esa sea la palabra. Tal vez hay que reconocer que teníamos un objetivo muy claro que era conformar el mejor plantel posible con la misma mentalidad que hemos trabajado todos estos años", empezó el Muñeco.

Y continuó: "No hubo cambios, hace ocho años que estamos y siempre intentamos conformar planteles con ese mismo espíritu de competencia. Hemos sido en momentos buenos, regulares o malos, siempre tuvimos un espíritu de competitivad enorme. A veces te quedás con las manos vacías. En este caso, reconocemos que no estuvimos presentes en nustra mejor versión para competir. Después son detalles los que te hacen ganar o perder. La actitud no me parece el término adecuado para ver si un equipo es mejor o peor. Conformamos un plantel con buenos futbolistas, a veces lleva un poco más de tiempo. En estos momentos de dolor y desilusión va a depender si podemos convertirnos en eso que creemos que podemos convertirnos".

Sincero y realista como siempre lo es, no hizo un drama de la derrota sino que decidió tomarlo como una enseñanza y un impulso para lo que se viene: "Esto es una gran prueba, para los más jóvenes y los más grandes, para ver si siguen combatiendo. Hay un desgaste de muchos años y exigencias. Cuando tenés estos momentos de desilusión, dolor e injusticia, tenés que poner cada cosa en su lugar. Soy el cabeza de grupo y tengo que ver si cada cosa en su lugar está bien, mas o menos o mal. Eso es una visión que se hace interna".

"Yo particularmente he sido muy crítico con la gestión. Digo lo que pienso y lo que siento en relación a la verdad. Hoy la realidad es que no nos alcanzó. Habrá que redoblar esfuerzos para seguir conformando el mejor equipo posible, con ese espíritu de competitividad que nos caracterizó a lo largo de los años. Apuntaremos a eso”, cerró.