Tengo que ser sincero con ustedes. Dejé pasar más horas de las habituales para escribir esta columna porque el enojo se habia apoderado de mi razonamiento periodístico. No me entraba en la cabeza como River podía perder frente a un rival como Huracán que juega mal y está en los ultimos puestos de la tabla. Ya más sereno (tampoco tanto) me puse a escribir estas lineas pensando y opinando sobre lo sucedido y también por lo que viene.
Una noche para el olvido en Parque Patricios
La flojísima actuación de River en Parque Patricios vuelve a poner en escena viejas dudas e incertidumbre que este equipo viene generando a lo largo de todo el 2024. Y ojo que hablamos de la actuación y no del resultado. Porque si hiciéramos referencias al resultado tendriamos que decir que la derrota fue injusta. River no mereció perder contra Huracan. Aunque quedarse con eso es equivocarse en el foco importante y principal al que debe apuntarse en la intimidad millonaria para entender lo que viene sucediendo.
La gran pregunta es ¿Para qué está River? Y hacernos esa pregunta en este club siempre es un motivo de preocupación mayor. ¿River está para ganar esta Copa de la Liga? Hoy parece que no. De 12 partidos ganó apenas cinco. De 36 puntos sacó solo 21. Los números no cierran. Pero como en este espacio no creemos conveniente solo analizar resultados y muchas veces pretendemos prestarle más atención al rendimiento, podemos decir que la estadística podria ser anecdotica si el equipo jugase para merecer más triunfos y puntos.
El tema es que no es eso lo que hoy esta pasando. River no logra jugar bien con continuidad. No marca diferencias. A todos sus rivales les da una oportunidad. No es el equipo dominador del 2023 ni tampoco se le parece. Es un equipo que solo tiene buenos ratos de fútbol por partidos y eso le alcanza para ganar o al menos no perder. Poco. Muy poco para la exigencia de River. En 15 días es capaz de jugar muy mal contra Independiente, mostrar reacción y corazón para ganar una Copa ante Estudiantes, jugar bien frente a Gimnasia y convertirse en un equipo apático frente a Huracan.
Esa montaña rusa de rendimientos es River hoy en día. Lo grave acá es que el semestre transcurre, los partidos pasan y la imagen que queremos del equipo no aparece. Es mas. Hasta da la sensación que River fue de mayor a menor y eso no es positivo. En el arranque del torneo, ante discretas actuaciones del equipo, pedíamos paciencia confiando en que el ritmo de competencia y la disputas de los partidos haría que River vaya creciendo en su imagen futbolistica. Esto solo se vio en cuentagotas y a la zona de la Liga ya le quedan nada más que 2 partidos.
¿Resultados o funcionamiento?
Entonces donde hay que poner el ojo es en buscar el motivo que lo lleva a River a estar haciendo un torneo lejano a sus expectativas. Y repito. Se habla siempre del funcionamiento. Los resultados no se analizan. Decir que River venía invicto o que no mereció la derrota en el Duco no es consuelo cuando las cosas desde el juego no nos convencen hace mucho.
Hay responsabilidades compartidas en todo esto. Tanto plantel como Cuerpo Técnico deben hacerse cargo de sus pecados. Hay jugadores que piden banco de suplentes a gritos y desde hace un tiempo largo. Herrera, González Pirez, Enzo Díaz, Nacho Fernández y Barco son algunos de ellos. Hay otros que cuando entran terminan logrando que se pida por aquellos que salieron. David Martínez, Sant’Anna, Kranevitter, Palavecino, Casco, Colidio, por nombrar ciertos apellidos que hoy no logran ser el recambio que este momento del equipo exige.
Demichelis, más que responsable
Y acá es donde aparece la responsabilidad de Martín Demichelis. No se puede cambiar tanto de esquema y de nombres. Es necesario encontrar rápido el equipo, apostar a un 11 inicial, darle continuidad, no tocarlo demasiado y confiar en esa formación para todo lo que viene. Es hora de reconocer a River en la cancha. De saber quienes y como van a jugar.
Entiendo que el DT puede decir que probó con todos y no encontró soluciones, pero también es verdad que a veces se juega con tres puntas, otras con un único delantero, en ciertas ocaciones solo con un cinco y todos volantes ofensivos, en otras oportunidades con volantes más de equilibrio y no tanto de ataque. Se hacen muchos cambios. Se encuentran pocas soluciones. Por eso es momento de elegir 11 y seguir con ellos. Y en esa decisión no se puede fallar. Es preciso afilar el ojo que selecciona.
Hoy hay tres titulares indiscutidos: Armani, Paulo Díaz y Borja. Solo 3. Muy poco. El resto entra y sale. Hay que potenciar la exigencia, generar confianza interna y definir el equipo. Echeverri no debe faltar jamas. Solari sigue siendo más desequilibrante y explosivo ingresando en los segundos tiempos que de titular. Villagra tiene que ser el cinco y completar los 90 minutos. Aliendro su rueda de auxilio, a Mastantuono, una vez recuperado de su lesión, hay que tirarlo a la cancha y comprobar si todavía es pibito o si como piensan muchos ya esta para las grandes cosas.
Hay que elegir bien. Definir una formación y no tocarla mas. O al menos tocarla poco. Apostar a la continuidad de un equipo para encontrar funcionamiento y a partir de eso también los resultados. Aún se está a tiempo. En la Liga, River (bet365 opiniones) depende de River y en el Grupo de la Libertadores se arranca todo de cero. Es el momento. Es ahora. Lo pasado que sirva de aprendizaje. Que quede como una experiencia clara para darse cuenta de lo que va y de lo que no.
Momento para dar el golpe sobre la mesa
No se puede dudar mas. Ni seguir dedicando tiempo a la búsqueda. Estamos en abril con 15 partidos disputados y el equipo ya debió haber aparecido. No era consuelo el no perder, como tampoco lo es ahora el estar entre los 4 clasificados. River está para mas y debe ir por eso. Y para que suceda se necesita y precisa de la lucidez de Martin Demichelis y tambien de la reacción de los jugadores. Partidos como los de Independiente y Huracan no deben darse nunca más.
Prohibido ser apático con esta camiseta. En River hay que jugar bien y entregarse al máximo en todos los partidos. Hay material para hacerlo. Sigo convencido que el DT es alguien capacitado y preparado. Ahora en este mar de dudas que navega, deberá demostrar su convicción para timonear. Que no le pesa sacar a tal o cual jugador si así lo cree necesario. Que ese mandamiento que todo entrenador tiene de poner “al que esta mejor” lo puede cumplir sin problemas. Tomar decisiones difíciles o incómodas también forma parte de su oficio. Habrá que hacerlo pensando en el beneficio de River, que claramente es lo único que nos importa a todos y por encima de cualquier cosa.