Marcelo Gallardo es un entrenador que se caracteriza por estar en todos los pormenores. Quienes compartieron un tiempo de trabajo con él lo corroboran. Sus futbolistas, cada vez que tienen la oportunidad de contar cómo era ese día a día con el Muñeco, confirman lo que todo el mundo futbolero sospechaba: la obsesión del Muñeco por todos los detalles era parte de lo habitual.
Hubo un partido en el que el ex DT de River no pudo estar en el estadio por una sanción desmedida y fue ni más ni menos que en la final de ida de la Copa Libertadores 2018, ante Boca en la Bombonera. El Muñeco debió seguir las acciones del encuentro desde la concentración del Monumental, pero en la preparación de ese encuentro tuvo una injerencia directa y determinante. A tal punto que los mismos jugadores todavía no pueden creer cómo fue la planificación de ese superclásico.
Así como hace un tiempo atrás Bruno Zuculini contó algunos detalles de los entrenamientos previos a la final en una nota con el suplemento deportivo del diario La Nación, ahora fue el turno de Lucas Martínez Quarta, que aprovechó sus días de licencia para regresar al país, descansar junto a su familia y ver algunos partidos de River en el Monumental. Ayer, en la previa del encuentro ante Colón, fue condecorado por las autoridades del club.
A la hora de repasar aquella definición en el 2018, el Chino reconoció: “La línea de tres la habíamos probado en partidos anteriores y había salido bien, pero en una final no me lo esperaba. Me acuerdo que concentramos en Sofitel (un hotel de la zona de Cardales) y había unos drones dando vueltas viendo las prácticas”, comenzó relatando en F90 por ESPN.
“Marcelo nos juntó en uno de los salones del hotel y nos puso a hacer los movimientos”, continuó Martínez Quarta. Y reveló lo más increíble de todo: “Estábamos los once pasándonos la pelota con la mano y haciendo los movimientos que teníamos que hacer. Lo hizo en el salón del hotel para que no se filtrara. Éramos nosotros y el cuerpo técnico, nadie más”, agregó el ex defensor millonario.
Claro que no siempre sale todo como estaba planificado. “Nosotros jugábamos un sábado, se suspendió y terminamos jugando el domingo. El sábado se filtra que íbamos a jugar con línea de tres y dije ya está, ahora cambia todo y me saca, pero sostuvo”, admitió el Chino. Y no de agradecer al DT más ganador de la historia de River: “Marcelo me ha respaldado mucho, ni yo me esperaba en ese momento jugar una final contra Boca en Copa Libertadores”, expresó.
La jugada maestra del Muñeco terminó dando resultados, al menos hasta la lesión de Cristian Pavón y del ingreso de Darío Benedetto. River era mucho más que Boca. Era una paliza táctica sin precedentes. “Hasta ese momento hicimos un partido perfecto. Después, cuando entró Benedetto, un poco nos desvirtuó el sistema, pero creo que fuimos ampliamente superiores en esa final”, recordó el actual defensor de la Fiorentina.
La misma historia, desde la óptica de Zuculini
“¡Esa fue mundial! Salimos a entrenar uno o dos días antes del partido, no recuerdo bien, y como había drones, Marcelo nos mandó a todos adentro de un salón. Y ahí nos dijo: “vamos a jugar 3-5-2″ y empezó a mostrar los movimientos haciéndonos pasar la pelota con la mano. ¡Así lo hicimos: en un salón y pasándonos la pelota con la mano, como los chicos cuando juegan! Increíble. Porque era muy pequeña la sala, te juro (risas). ¡Imaginate la mentalidad de ese plantel! Jugaron el Chino Martínez Quarta, Maidana y Pinola, con Montiel y Casco de laterales, adentro Enzo y Pala, el Pity de enganche, Rafa y el Oso arriba. En el segundo tiempo entramos Nacho, Juanfer y yo”, señaló hace unos meses atrás Bruno Zuculini en el Diario La Nación.