Más de 45.000 hinchas celebraron una nueva victoria de River e hicieron el pedido previo a cada Superclásico: el deseo de un triunfo para el Millonario.

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El Monumental es una suerte de parque de diversiones para los hinchas de River: generalmente, la entrada se justifica plenamente porque el equipo gana, gusta y, a veces -como anoche-, golea. Las sonrisas se multiplicaron en nuestro querido templo de Figueroa Alcorta 7597, donde el conjunto que dirige Marcelo Gallardo brindó una exhibición para superar a Temperley y, a siete días del duelo frente al eterno rival, descontó dos puntos en la lucha por el título.

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La gente tuvo tiempo para darse todos los gustos en el estadio Antonio Vespucio Liberti, debido a que ovacionó al técnico antes y después del partido (“Muñeeecooo”), así como lo hizo con la figura, Lucas Alario, cuyo nombre de pila y apodo fueron coreados. Pero así como la alegría fue enorme, también existió un espacio para la reflexión: en la Sívori Baja estuvo una bandera con la leyenda “Justicia x Araceli”, en alusión a la mujer que fue asesinada en José León Suárez, provincia de Buenos Aires.

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Si bien el rendimiento de River causó entusiasmo, choques entre las palmas y cualquier tipo de acto que evidenciara felicidad, nadie pudo evitar la pregunta sobre el resultado parcial del conjunto de azul y amarillo ni eludir la expectativa gigante por la víspera al Superclásico: “Che, bostero (2), qué amargado se te ve, cada vez nos falta menos para volvernos a ver”. Tampoco faltó el tradicional recuerdo, a casi dos años, de “el que no salta, abandonó” y la chicana “te sacamos de la Copa, te sacamos otra vez”.

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Gracias a la goleada, que ocasionó el habitual “éste es el famoso River”, el delirio generó que se cantara algo que ya no representa justamente un delirio: “Los de arriba son bosteros, los podemos alcanzar”. Sin embargo, el deseo inmediato lógicamente apuntó los cañones hacia el 14 de mayo: “Que el domingo, cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”.

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