La avenida Figueroa Alcorta, a pocos metros de la cancha de River, tuvo el tránsito normal de cualquier día común y corriente. Un pequeño operativo policial daba cuenta de que el estadio Monumental sería escenario de un partido oficial, el protagonizado por el Millonario contra Binacional.

Los gritos de los jugadores, el festejo de cada penal a favor y el desahogo por el gol de Milton Casco luego de tantas chances frustradas se hicieron oír con claridad en esta noche tan extraña en Núñez. Hasta la voz del estadio se pudo escuchar con mayor nitidez que lo habitual.

Además de las voces y gritos desde el campo de juego, las máquinas para secar el campo de juego también hicieron que se notaran las tareas para drenar el agua acumulada después de tantas horas de intensas lluvias en Buenos Aires.

La prensa partidaria y los dirigentes de River autorizados celebraron los tantos para que se hiciera sentir aunque sea una parte de la gente. Esa gente que no pudo concurrir porque el club de Núñez fue sancionado por la Conmebol luego del uso de bengalas en las tribunas en la semifinal de ida contra Boca por la Libertadores pasada.