El primer antecedente de River con el VAR es seguramente el más terrorífico a nivel fallos, y el que más pesadillas le generó al equipo de Marcelo Gallardo. Se dio en las semifinales de la Copa Libertadores 2017, en cancha de Lanús. Allí todos los integrantes del sistema de video omitieron una mano alevosa de Iván Marcone y una agresión merecedora de expulsión de Román Martínez sobre Ariel Rojas. Pero luego sí llaman al árbitro Wilmar Roldán a ver el monitor por una penal que cometió Montiel, correctamente sancionado.

Luego, en los cuartos de final de la Libertadores 2018 llega la serie frente a Independiente, donde en el partido de vuelta en el Monumental hay una barrida de Javier Pinola frente a Martín Benítez que pudo haberse sancionado como penal y tarjeta amarilla, pero el VAR determinó que fue producto del envión y ni siquiera llamó al árbitro Anderson Daronco para revisar la jugada. También pudo revisarse en una patada de Alan Franco merecedora de expulsión y una mano mal cobrada a Gigliotti sobre el final que terminaba en gol.

En semifinales de esa misma copa, River enfrentó a Gremio en Porto Alegre y allí una correctísima intervención del VAR le permitió lograr un penal provocado por una mano muy evidente de Bressan luego de un disparo de Ignacio Scocco. Luego, el Pity Martínez convirtió desde los doce pasos el gol de la clasificación a la final.

El Superclásico correspondiente a la final del América dejó una sola jugada evidente y digna de ser revisada, pero desde el VAR decidieron increíblemente no llamar al árbitro. Se trata de una infracción de Esteban Andrada a Lucas Pratto que debió ser sancionada como penal, pero el árbitro Andrés Cunha cobró falta en ataque sin ser llamado posteriormente por los veedores.

En la otra final internacional que disputó River en el último tiempo, ante Athletico Paranaense, hubo dos grandes jugadas en las que el VAR intervino y fue de manera correcta. En Brasil, tomando la decisión de expulsar a Milton Casco por una agresión sin pelota. Y en Buenos Aires llamando al juez para ver una mano imprudente de Luis González que terminó en penal para el Más Grande.

Frente a Cruzeiro, por los octavos de final de la Copa Libertadores de este año, surgió un inconveniente grosero con el VAR luego de omitir un pisotón alevoso de Dedé a Gonzalo Montiel en el área brasilero. Sobre el final del partido, se cobra bien un agarrón a Pratto que era penal gracias a la tecnología.

Finalmente, en el partido de ida ante Cerro Porteño las tres intervenciones del VAR fueron excelentes en la resolución de los cobros. Hay una clara plancha de Larrivey en la rodilla de De La Cruz, y Juan Pablo Carrizo derriba claramente con contacto a Exequiel Palacios en las jugadas de los dos penales. Y luego es correcta la sanción de mano a Matías Suárez cuando Nacho Fernández después convertía el segundo gol de River, que luego fue anulado.

 

En definitiva, River ha salido beneficiado y perjudicado con el sistema en cantidades similares en lo que respecta a fallos injustos, sin tendencias claras o extremas que lleven a determinar que es un equipo que se nutre de favores externos a nivel arbitral ni mucho menos. Y en casi la totalidad de las veces que el árbitro miró la jugada en el monitor se tomaron las decisiones adecuadas y ecuánimes, sin perjudicar de manera inmerecida a nadie.