El Más Grande empató 0-0 por cuarta vez consecutiva a nivel oficial entre la Superliga y el partido de ida contra Racing. Lleva 391 minutos sin marcar goles, pero al mismo tiempo acumula 890 con el arco invicto en el torneo local. Cháves, el arquero titular de Argentinos Juniors, tuvo dos tapadas clave.

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Esta versión extraña de River rompe con la esencia del fútbol porque juega sin arcos. No recibe goles ni tampoco los hace. Parece condenado al 0-0, resultado que causaría una infartante serie de penales en caso de reiterarse el próximo miércoles. Mejor no pensarlo y detenerse en el análisis de esta noche, con un Millonario de nivel insuficiente. A diferencia de lo ocurrido siete días atrás contra Belgrano, hubo una cantidad menor de situaciones. Y si bien es cierto que hubo algunas chances muy claras, también es justo mencionar que Javier Pinola impidió que Matías Romero pusiera en ventaja a Argentinos Juniors.

River fue superior en el balance general, aunque lejos de brillar. Mereció más por el simple hecho de haber acorralado por momentos a un Argentinos que de ninguna manera salió a especular, pese a que sus jugadores cayeron bastante al césped y cometieron nada menos que 23 infracciones. El Más Grande generó poco riesgo, careció de la fluidez de juego que necesitaba porque se reiteró en pases equivocados y, para colmo, fue interrumpido por las faltas.

En ese contexto, River dependió de la inspiración de Juan Fernando Quintero, cuyas intervenciones despertaron entusiasmo. El resto no aportó un rendimiento sostenido: Ignacio Fernández, derribado en varias ocasiones, se desgastó, mientras que Lucas Pratto tuvo acciones frustrantes porque fue irresoluto en distintos momentos y, cuando apuntó al arco, un cabezazo suyo dio en el travesaño.

Los cambios tampoco surtieron efecto. Rafael Borré estuvo cerca del gol, pero el arquero Lucas Cháves se lució frente a él y, más tarde, le desvió un tiro libre a Quintero. Enzo Pérez se mostró como volante central y dejó una imagen positiva, en tanto que Nicolás De La Cruz otra vez brindó aceleración, al igual que ante Belgrano. La sumatoria no alcanzó. Ni siquiera la búsqueda mediante pelota parada dio respuestas, más allá de que River inquietó por esa vía gracias a Jonatan Maidana y compañía.

¿Qué explicación se le puede hallar a esta insólita seguidilla de empates 0-0? A la hora de ver la mitad del vaso lleno hay que destacar la solidez, tan importante pensando en la revancha contra Racing, sabiendo que un gol visitante causaría serios problemas. La otra mitad del vaso refleja la preocupación inevitable por la ausencia de gol: 391 minutos de sequía. El registro de La Página Millonaria indica que van 43 remates sin éxito por la mezcla entre ineficacia propia y méritos del arquero rival de turno. Ojalá que la racha se corte en la Copa Libertadores.

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