Ya se disputaron seis partidos de la Copa Liga Profesional, la mitad de los correspondientes a la primera fecha de un torneo que no tendrá descensos, en el que no se sabe en qué canal se verán los partidos, donde no es obligatorio hacer hisopados,en el tampocose cumplirán sanciones disciplinarias que estaban pendientes. Sin dudas, un producto muy cuidado para que lluevan los sponsors y para que en el mundo las empresas se peleen a la hora de conseguir los derechos para transmitir el fútbol argentino en el exterior.
Y para sumarle un capítulo más a la excelente organización del fútbol argentino, cuidando el producto al máximo de las posibilidades, la Liga Profesional fue protagonista de una muy prolija y ordenada definición respecto a la localía de River, que había solicitado con un tiempo prudencial de anticipación que le habilitaran el River Camp como sede a partir de las obras en el Monumental, y la respuesta llegó apenas un día antes de tener que debutar en el torneo recibiendo a Banfield.
Por supuesto que se puede discutir si es correcto (o no) que River utilice su predio y no un estadio para disputar los partidos del campeonato local. Hay un contexto y razones que lo justifican, pero a los hinchas les puede gustar o no (todas las miradas son válidas) tanto como que los dirigentes pueden aprobarlo o rechazarlo esgrimiendomotivos reglamentarios que también pueden ser válidos. Pero hacerlo a tan pocas horas de que se juegue el partido, después de hasta haber enviado los carteles oficiales para hacerlo en el River Camp, es poco serio. Todo lo contrario a cuidar el producto.
No hace falta ni siquiera personalizar en nombres de personajes a los que nada les interesa de la prolijidad, la seriedad y las buenas formas sino que su preocupación pasa solamente por medir la cantidad de poder que poseen y hacer su juego de lealtades y traiciones políticas. En el medio, se genera otro papelón, en este caso con River en el medio, aunque a ellos no les preocupa lo que se pueda decir y opinar (más allá de que después repitan el discurso de “cuidar el producto”), solo se jactan de las facturas que pasan y de los mangos de sartenes que tienen en sus manos.
A River le dieron tiempo hasta este domingo a las 20 horas para definir en qué estadio será local. Desde Núñez dicen que siguen esperando la respuesta de la AFA, con la intención de que sea la que destrabe toda esta vergonzosa y bizarra situación, y así pueda jugar en el River Camp. Por ahora, parece difícil que eso ocurra. Mientras tanto, se siguen agregando capítulos a una Liga Profesional que tuvo siete meses para organizar su primer torneo y 24 horas antes postergó un partido. Renombrando a su sigla podría decirse que es la Liga Papelón de Fútbol.