Los hinchas de River merecen una respuesta. Aquellos que estuvieron ese 24 de noviembre de 2018 en el Monumental y los que lo vieron por televisión tienen que saber qué pasó. Todos fueron víctimas del mayor despojo que pudieron haber tenido. Les sacaron el partido más importante de sus vidas y sólo el resultado final en Madrid pudo aliviar ese dolor.

Fue un clima enrarecido desde el comienzo: robo de entradas, corridas y rumores que desviaban el foco del Superclásico más trascendente de la historia. El pueblo riverplatense llegó temprano al estadio y a dos horas del partido ya colmaba las tribunas a pura fiesta y preparando su corazón para lo que nunca llegó. Las tiras rojas y blancas listas para el recibimiento es una imagen que hasta hoy causa tristeza.

El Monumental abrió sus puertas cuatro horas antes del partido (Getty)

El Monumental abrió sus puertas cuatro horas antes del partido (Getty)

Las tiras rojas y blancas estaban listas para un recibimiento histórico (Getty)

Las tiras rojas y blancas estaban listas para un recibimiento histórico (Getty)

El marco en Núñez estaba preparado para que sea una fiesta (Getty)

El marco en Núñez estaba preparado para que sea una fiesta (Getty)

Ese sábado caluroso se terminó de romper con un operativo policial armado para que sucediera el desastre. Un circo que lo único que hizo fue posibilitar los incidentes que terminaron suspendiendo el partido. La multitud en el Monumental recibió un duro golpe con la noticia y la sensación de que nada sería igual estaba decretada. Los que estaban siempre, los que habían viajado kilómetros y hasta los que cruzaron océanos para estar presentes, ya sentían que la final estaba arruinada.

Que se posponía una hora, dos horas, que se jugaba al otro día. La pesadilla duró más de siete horas y terminó con más corridas e incertidumbre porque el domingo había que volver. La mañana siguiente, Boca manifestó su intención de pedir los puntos y la mantuvo hasta el 4 de febrero de 2020 cuando el TAS se los negó.

El 25 de noviembre, se repitió el martirio, pero esta vez duró mucho menos. A minutos de abrirse el estadio se anunció la suspensión de una final que volaría 10 mil kilómetros para jugarse. "No voy más a la cancha", "no me importa el partido", "hasta acá llegó mi paciencia", fueron algunas de las frases más expresadas por los hinchas de River en las horas posteriores. Impotencia, tristeza, humillación: el pueblo riverplatense estaba devastado.

La confirmación de Madrid como la sede del encuentro causó más indignación: un evento único al que se accedía con la tarjeta SUBE, pasó a costar miles de pesos de un pasaje en avión. Para colmo, habría hinchas del equipo rival en una clara desventaja deportiva que agigantaba la injusticia.

Lo sucedido el 9 de Diciembre gracias al gran equipo comandado por Marcelo Gallardo, que le dio al club la Gloria Eterna, puso un poco de equilibrio ante tanto atropello. Se pudo cerrar ese capítulo y centrarse en la alegría más grande de todos los tiempos. Sin embargo, aún quedó una respuesta pendiente y el hincha no la olvida.

En agosto de 2020 fue archivada la causa que investigaba los incidentes. Un solo hincha fue condenado a dos años y cuatro meses de prisión condicional y el único funcionario que renunció a su cargo fue Martín Ocampo, ministro de Seguridad porteño de ese entonces. No hubo más detenidos ni nadie dio más explicaciones. Sin dudas, todavía las deben dar porque los hinchas de River se acuerdan lo que les robaron y aún se preguntan: ¿Qué pasó el 24 de noviembre de 2018?