En el viaje casi que no hablé, me refugié en el celular y en leer qué decían los hinchas, el periodismo y mis amigos gallinas por WhatsApp.

Pero esta vez hubo algo raro en mí: no me sentí como otras veces. Incluso no me siento hoy como otras veces. No me fui del Monumental con esa sensación de que todo estuviera perdido, en absoluto.

De hecho cuando bajaba una de las escaleras del estadio escuché a un tipo decirle a su novia ‘bueno, se terminó el sueño de la copa otra vez’ y lo miré con una cara que no pude disimular. Pensé por dentro ‘¿pero qué dice?, ¿este tipo no conoce a River?’ Y mirá que he estado en ‘modo pesimista’ miles de veces, no lo juzgo, pero ni así dí todo por terminado.

No me siento desesperanzada, al contrario, creo firmemente que River puede dar vuelta la serie y ganar en Brasil. Todavía faltan noventa minutos en los que el equipo puede demostrar quiénes son como supo hacerlo en miles de oportunidades.

Parece ser que a River le gusta esa adrenalina de estar al borde del precipicio y mostrar cómo hace equilibrio, mostrar cómo al final no se cae.

Parece ser que en el banco tenemos a un DT que tiene un romance crónico con los desafíos y que le gusta estirar la agonía para que el final sea más feliz.

No hice ni haré promesas, no voy a rezar ni a jurarle a Dios nada. No te prometo nada, River. Voy a dejar todo en manos de este equipo que incansablemente ha demostrado resurgir de los peores escenarios, este equipo al que cuando le tocan un poquito el orgullo va, se planta y te muestra de qué está hecho. Voy a dejar todo en manos de un tipo que se cansó de demostrar que nunca es bueno subestimar y que nos hizo pasar de estar como cualquier mortal creyendo que todo terminó a hacernos creer hasta en lo más imposible.

Faltan cinco días para la vuelta contra Gremio. Cinco días en los que voy a mantener viva la ilusión porque creo en éste River, porque creo en Gallardo y porque además no sé hacer otra cosa que no sea apoyarte. Abandonar nunca fue una opción.

Tenemos al mejor de nuestro lado, ¿cómo no voy a creer?

En las buenas, en las malas y en las más o menos, siempre a tu lado y de tu lado, River.