Gallardo rompió un récord con River, debido a que consiguió la triple corona y, además de alcanzar la Copa Libertadores, asentó definitivamente al equipo como el mejor del continente sin ningún tipo de discusión. En diciembre, irá por el mundo entero.

El auténtico, nacido en Francia el 15 de agosto de 1769, falleció cuando tenía 52 años, una edad avanzada en aquel entonces. Estratega de gran inteligencia para planificar batallas gigantes y ejercer movimientos políticos que lo favorecieran, Napoleón Bonaparte llegó a dominar casi toda Europa. Sin embargo, jamás cruzó el Océano Atlántico para extender su conquista a territorio americano.

En cambio, Marcelo Gallardo, bautizado como Napoleón por el relator Atilio Costa Febre, luego de poner a Germán Pezzella como delantero para empatar un Superclásico muy difícil, sí se hizo dueño de América, aunque a nivel futbolístico. Equilibrado, siempre con la palabra justa, tanto en la intimidad como durante cada conferencia de prensa, cumplió con sus objetivos en River.

Cuando asumió, en junio de 2014, el Muñeco aseguró que su desafío era potenciar al Más Grande. De ninguna manera utilizó el semestre como período de transición para acomodarse. Críado en las Divisiones Inferiores, aprovechó la ventaja de conocer los pasillos del Monumental y el paladar futbolístico de los hinchas, quienes se encontraban entre el apoyo incondicional y las dudas lógicas por su corta experiencia en Nacional, incluyendo dos años posteriores fuera de lo laboral.

Gallardo consiguió alcanzar la meta que se propuso. Potenció la base que dejó Ramón Díaz. Armó un equipo tan sólido como confiable y brillante durante algunos encuentros. Acompañado por un cuerpo técnico excelente desde la capacidad que posee hasta lo humano, así como ejemplar en lo profesional, Napoleón le dio un título internacional a River después de 17 años. Como si fuera poco lo obtuvo de forma invicta y eliminando a Boca, con cambios clave, decisiones acertadas en situaciones bisagra y sin recurrir al gol de visitante para desempatar ninguna de las cinco series de la Copa Sudamericana.

¿La figura? El equipo en sí mismo, otra muestra de la importancia del Muñeco, quien tiene dos ayudantes de campo lujosos como Matías Biscay, reemplazante natural ante cada sanción y mentor de Pezzella de 9, y Hernán Buján, cuyo aporte es indispensable en el día a día, así como también al analizar los partidos desde arriba. César Zinelli alterna su colaboración entre la parte técnica y física, aunque secundando en esto último al PF Pablo Dolce, un estudioso en la materia con grandes conocimientos y responsable de prevenir lesiones en el segundo semestre del 2014. Tampoco hay que olvidar a los médicos Pedro Hansing y Jorge Bombiccino ni a la doctora Sandra Rossia, especialista en el entrenamiento del cerebro para que las reacciones sean veloces, ni al videoanalista Nahuel Hidalgo, obsesivo para aportar herramientas útiles. Además, hay un nutricionista, un psicólogo y varias personas que contribuyen desde un perfil muy bajo.

¿Cuál es el secreto de Gallardo? Ninguno, tal vez. Hay mucho trabajo. Puede sonar superficial, pero no cuando ese trabajo es de calidad, detallado, con análisis profundos para minimizar el margen de error y, a la vez, bajarle un mensaje limpio a los jugadores, sin marearlos ni hacerlos perder el foco. Por supuesto que el convencimiento a los futbolistas fue clave. Ellos entendieron que el DT y sus colaboradores tienen argumentos fuertes que luego se ven reflejados en la competencia. El Muñeco exhibe seguridad en sus elecciones, aunque previamente supervisa mediante videos varias características para optar por la mejor variante según las circunstancias.

Como su fuera poco, Gallardo también sabe apuntar la mira en los mercado de pases. Lucas Alario, poco conocido en el Mundo River, fue un pleno absoluto. Camilo Mayada, aún adaptándose, le cumplió como lateral derecho en el momento indicado. Ojo, tampoco hay que olvidar que el entrenador acertó en brindarle confianza a Carlos Sánchez y Rodrigo Mora, relegados anteriormente. Potenció a Matias Kranevitter, Ariel Rojas y Ramiro Funes Mori. Recuperó a Leonardo Ponzio. Le dio un lugar indiscutido a Jonatan Maidana de nivel increíble en la Copa Libertadores.

Cada tarea en las prácticas sirve para después ejecutarla en la acción. El aspecto técnico y la definición representan temas de actualización constante. Nadie se relaja. La competencia interna, siempre en un clima excelente por el grupo humano que hay, es grande. Todos sienten que su chance puede llegar en cualquier momento. No existen injusticias. El esfuerzo y la autosuperación son premiados. Mérito de Napoleón Gallardo, que conquistó América y en diciembre, frente al poderosísimo Barcelona y otros clubes, irá por el mundo.

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