Robert Rojas es la figura de River en 2020. Aunque hasta ahora apenas hubo diez partidos para el Millonario, el paraguayo se ganó la titularidad gracias a un rendimiento espectacular en el fondo, con velocidad, solidez e incluso dos goles: a Unión y Binacional (Perú).

Los números de Rojas reflejan algo muy especial en River: en 30 presentaciones por los puntos, vio una amarilla y marcó tres tantos. Sí, más goles que amonestaciones. Debería ser extraño que llegue con facilidad al grito conocido mundialmente, pero hay antecedentes que avalan al zaguero.

Cuando era niño, Rojas actuaba en la delantera para Deportivo Beleano, su club de barrio. “Era puntero derecho. Jugaba en esa posición y rendía, era rápido y potente. Antes de transformarse en este marcador central con condiciones increíbles, decantó en lateral derecho. La verdad: me genera mucha emoción que le esté yendo tan bien en un club tan grande como River”, le reveló Ricardo Zárate, técnico suyo de aquella época, a Olé.

La decisión de sacarlo de los metros finales para llevarlo al sector opuesto fue de Cacho Romero, compañero del mencionado Zárate. “Lo tuvo en Reserva y lo probó de defensor porque decía que le veía condiciones en esa posición. Y fue un acierto… Porque Robert siempre quería correr mucho y, a veces, al ubicarse como delantero, no tenía espacio ni recorrido para poder hacerlo“, agregó el primer entrenador del Sicario.

¿Cómo era Rojas de pequeño? “Con 13 años completaba todos los ejercicios a la par de los jugadores del equipo, que eran mayores y tenían mucha experiencia. Se aguantaba el doble turno de entrenamientos que hacíamos, era una locura. Recuerdo que después del primer día, hablé con su padre y le pedí que lo siguiera trayendo todos los días. Y así fue que empezó a jugar, siempre con futbolistas mayores que él… Mostraba una personalidad muy marcada, muy fuerte, y no le tenía miedo a nada”, recordó Zárate.

Pese a que el sobrenombre de Sicario llama la atención, Rojas está lejos del juego brusco. “Nunca fue de pegar, siempre jugó limpio. Nosotros en su momento lo comparábamos con Carlos Gamarra, otro jugador que siempre quitaba la pelota sin hacer faltas”, aseguró Zárate. Y manifestó: “A mí también me sorprendió que le pusieran el apodo de Sicario, aunque cuando se supo la historia no tenía nada que ver con su forma de jugar”.