¡River es campeón de nuevo! Esta vez no sufrió en los últimos minutos ni recibió sorpresas desagradables. Le ganó 3-0 con autoridad a Central Córdoba (Santiago del Estero) y levantó la Copa Argentina, tal como lo hizo en los años 2016 y 2017. Y la clave estuvo en la calidad colectiva e individual para derrumbar la resistencia de un rival que presentó un 5-4-1 dispuesto a reducir espacios, pero sin éxito.

Ausente Matías Suárez por una dolencia en el tobillo derecho, Marcelo Gallardo decidió darle una gran oportunidad a Ignacio Scocco, el hombre que hizo de Mendoza su fortaleza: marcó un tanto en las tres finales disputadas con River en la tierra del sol y el buen vino. Nacho fue determinante tanto por la apertura del marcador como por la asistencia a Fernández en el segundo grito de la noche. Y el otro Nacho aportó su sello al otorgarle el pase del 3-0 definitivo a Julián Álvarez, cuyo ingreso en esta ocasión fue como delantero.

 

Ese último gol resumió la razón principal para explicar este triunfo categórico: 19 pases que culminaron con la aceleración y el toque debajo del arco. Ahí estuvo uno de los puntos indispensables: cuando River reunió la precisión en velocidad que buscó siempre para desmoronar la muralla santiagueña, pisó el área con muchísima claridad. Al cóctel le agregó un ingrediente fundamental: movilidad constante para quitarle referencias a Central Córdoba y generar espacios por todos lados.

Sin embargo, la victoria no sólo encuentra sus argumentos en las virtudes ofensivas, sino también en la jerarquía de Franco Armani. Además de desviarle un disparo a Gervasio Núñez, le tapó un mano a mano al peligroso Jonathan Herrera. Ambas acciones fueron mientras el marcador estaba en cero, un dato nada menor. También hay que recalcar los cruces de Lucas Martínez Quarta y la capacidad de Milton Casco tanto para la marca como para sumarse al ataque.

 

La estrategia del Muñeco y su cuerpo técnico funcionó. En esta ocasión no hubo lugar para que el adversario reaccionara. La propuesta futbolística sirvió tanto en la elaboración con rapidez para atacar, intensidad, agresividad e inteligencia ante la desesperación del oponente para liquidar el partido y gritar campeones otra vez. ¡Salud, River!