La historia de Fernando Cavenaghi con la camiseta de River debía terminar de la manera más hermosa posible, y así fue. Habiendo sido un hombre de la casa durante toda su vida y luego de ganar tres torneos locales en su primera etapa en el club, el goleador regresó por primera vez en el peor momento deportivo de la historia para batallar en el peor de los barros, y allí también cumplió el objetivo. Y pese a que algunas decisiones insólitas lo sacaron de Núñez en aquel momento, volvió para retirarse a lo grande.

Su última noche de gloria llegó un día como hoy pero del 2015, cuando decidió que aquella final de América contra Tigres iba a ser su despedida de River y también del fútbol. En aquel partido Marcelo Gallardo lo puso de titular porque Rodrigo Mora se había desgarrado y formó la dupla delantera con Lucas Alario. "Fernando está con muchas ganas, y estaba esperando un partido importante como éste. Y le tocó en el más importante. Sabemos que es un jugador que en instancias decisivas no le va a pesar", sostenía el Muñeco en la previa de aquella final.

Si bien no pudo despedirse con un gol, Cavenaghi aportó mucho sacrificio aquella noche, y en la jugada del penal se arrimó a Carlos Sánchez para resolver quien iba a patearlo. Finalmente le terminó dando toda a confianza al uruguayo, que era a quien le habían cometido la infracción. "¿Lo vas a hacer? ¿Seguro? Dale, entonces", fueron las palabras que se alcanzaron a leer en los labios de Fernando mientras Sánchez asentía con la cabeza.

La idea firme del retiro solamente era sabida en aquel entonces por sus compañeros y el cuerpo técnico, aunque Fernando supo darle una pequeña pista a la gente de lo que se venía en el momento en el que salió reemplazado del campo de juego, cuando se despidió de la cancha de una manera muy particular y emocionante, que parecía apuntar mucho más allá de la copa que estaba por conseguir.

Y el final fue el más redondo posible. Con la foto que será eterna de él y Barovero alzando el trofeo como capitanes y festejando con el Monumental repleto debajo de un diluvio celestial. "Es la alegría más grande de mi carrera. Luchamos mucho para esto. Hoy es mi final dentro de River y estoy orgulloso de terminar levantando la mejor copa", cerró el goleador después del partido. Todo fue soñado, con un desenlace tremendamente merecido por lo que fue como futbolista y por el amor que le brinda siempre al club. ¡Grande, Torito!