La pelota parada en el fútbol es sagrada. Algunos entrenadores creen que es necesario entrenarla y otros la dejan de lado, pero son cada vez más los equipos que le sacan provecho a la pelota quieta, ya sea un córner, un tiro libre lejano o un tiro libre en la puerta del área que se transforma en una chance concreta de gol. Y en ese sentido, el River de Marcelo Gallardo arrastra una sequía pocas veces vista sin poder marcar desde una falta directa, producto de malas decisiones a la hora de ejecutar o de arqueros rivales que se lucen.

Para encontrar el último festejo de River desde un lanzamiento directo hay que remontarse a principios del año 2021, cuando todavía se jugaban los partidos a puertas cerradas debido a la pandemia de Covid-19. 11 de abril de dicho año. Triunfo 3-2 sobre Colón de Santa Fe en el Monumental. Cuando el partido estaba empatado 1-1 y corrían 12 minutos del segundo tiempo, Fabrizio Angileri (hoy en Getafe) capitalizó un tiro libre desde el sector derecho pegándole por encima de la barrera y venciendo a Burián.

Parece difícil de creer, pero ese fue el último gol de tiro libre de River. 486 días pasaron y todavía no pudo volver a desnivelar un partido por esa vía. Buenos ejecutantes no le faltan: Nicolás De la Cruz ya hizo goles de tiro libre y en el banco está Juanfer Quintero, un especialista de la pelota quieta. Pero por una razón u otra, el Millonario no le está sacando provecho a los tiros libres y por eso arrastra una sequía increíble que buscará cortar cuanto antes.

De hecho, para ubicar otro gol de tiro libre antes del de Angileri hay que retroceder todavía más tiempo, hasta el 30 de noviembre de 2019, cuando Nacho Fernández la colgó de un ángulo en la victoria 3-2 sobre Newell's en Rosario por la Superliga. Es decir que el Más Grande hizo solo dos goles de tiro libre en 984 días (2 años y poco más de ocho meses). Una estadística que enciende un alerta de que este recurso no se está aprovechando al máximo...