Con cinco cambios con respecto al partido inicial con Arabia, Argentina buscó volver a las bases, a lo que mejor le sentó durante todo el ciclo Scaloni: 4-3-1-2, al que le costó imponerse en los primeros 20 minutos de partido. México, lejos de achicarse, se propuso presionar bien alto en salida, tapando receptores y subiendo a sus laterales, y puso muy incómodos a los jugadores argentinos a la hora de buscar el segundo pase. Demasiada inconexión y nervios en Albiceleste, volcando el juego solo por derecha y sin imponerse en zona central con pases o movilidad.

Guido solitario en salida, Montiel vigilado por derecha y obligado a jugar para atrás, De Paul demasiado impreciso, Messi teniendo que bajar hasta el círculo central y Lautaro descolgado arriba. Eso fue Argentina durante un largo rato, estático y sin fluir, y favoreció al libreto de México: lineas compactas, tres centrales adelantados y laterales custodiando constantemente a Di Maria/Montiel y Acuña/Mac Allister. Cortar y salir en largo.

Recién a los 32' una corrida de Di María por derecha pareció ser la señal de que Argentina se iba a desatarse, pero quedó solo en eso. La lentitud en el juego y la falta de creatividad en el equipo de Scaloni (más allá de alguna sociedad generada por Mac Allister) hicieron que el ritmo del partido fuera bajando cada vez más. Y así se fue la primera parte, sin chances de gol claras, muy cortada y friccionada y con caras de preocupación en la Albiceleste.

Sin cambios para el segundo tiempo y fue Mac Allister el primero que entendió lo que pedía el partido a los pocos minutos: pases cortos, tocar y pasar. Combinó con Messi en velocidad y generó un tiro libre peligroso que el 10 remató muy desviado. Hacía falta alguien que sacudiera la modorra y por eso a los 55' entró Enzo Fernández, un cambio que se hacia desear por Guido Rodríguez, de partido correcto pero discreto.

El partido estaba entrando de a poco en un terreno muy peligroso hasta que apareció Messi, el señor fútbol. No estaba siendo su noche, había tenido tan solo unos chispazos, pero los genios son así: zapatazo de zurda pegado contra el segundo palo y golazo para desahogar a 44 millones de argentinos. A partir del 1-0, se eliminaron las presiones, apareció la soltura que tanto se deseaba y se erigió la figura monumental de Enzo Fernández.

El ex mediocampista de River cambió completamente el partido. Se paró unos metros más adelante y fue el director de la orquesta. Tocando, cortando y asociándose, lo que tanto le había faltado al equipo en la primera parte. Y de yapa, un golazo magistral casi sobre la campana, con una definición excelsa para colocarla en el segundo palo. Clase, personalidad, talento. Todo al servicio del equipo.

Un triunfo que parecía escaparse hasta que apareció Lionel Andrés Messi, el salvador. Un triunfo fundamental no solo para seguir con vida en el Mundial, sino para recuperar la confianza y la autoestima (si es que alguna vez se perdieron) pensando en lo que viene. Argentina se juega la clasificación contra Polonia y se puede, claro que se puede. Faltó fútbol, faltó fluidez, pero garra, corazón y sacrificio jamás.

FORMACIONES

Argentina: Emiliano Martínez; Gonzalo Montiel, Nicolás Otamendi, Lisandro Martínez, Marcos Acuña; Rodrigo De Paul, Guido Rodríguez, Alexis Mac Allister; Ángel Di María, Lionel Messi y Lautaro Martínez. DT: Lionel Scaloni.

México: Guillermo Ochoa; Kevin Álvarez, Néstor Araújo, Cesar Montes, Héctor Moreno, Jesus Gallardo; Héctor Herrera, Luis Chavez, Andrés Guardado; Hirving Lozano, Alexis Vega. DT: Gerardo Martino.