Este talentoso colombiano tiene apenas 21 años pero un futuro enorme por delante. Marcelo Gallardo posó sus ojos en él y logró traerlo del fútbol ucraniano, en dondeJorge Carrascal se desempeñaba como futbolista del Karpaty Lviv.

Tardó en acomodarse al fútbol argentino,pero el volante ahora está pasando por uno de sus mejores momentos con el manto sagrado. Y, en diálogo con Olé, confesó que no fue ninguna presión lo acontecido en los primeros meses, cuando parecía que las cosas no iban a salir bien.

¿Presión? No. Yo la verdad no sé por qué algún futbolista puede sentir presión por jugar: es lo que a uno le gusta, lo que te da felicidad. Dentro de una cancha uno se tiene que sentir orgulloso, disfrutar. Eso no es presión“, aseguró Jorge, quien inmediatamente comenzó a relatar la dura infancia y adolescencia que le tocó vivir en su pueblo natal.

Presión era jugar en mi barrio (Alameda la Victoria, San Fernando y Chambacú), donde se ponían dos piedritas y hacías los arcos y en los campeonatos contra los otros vecindarios y el que perdiera se agarraba a cuchillazos contra el rival. Eso es presión“, confesó Carrascal.

También, se pronunció sobre la realidad que le toca vivir a quienes son sus pares allá en Colombia, esos que siguen padeciendo el día a día de una sociedad sin demasiadas chances de crecer. “La falta de oportunidades en mi ciudad es muy complicada… Hay muchos talentos que se han perdido por eso: porque es eso o robar, es eso o terminás en una cárcel, o terminás muerto. No te brindan salidas“.

“Y la gente también puede ser muy cómoda: le gusta tener dinero, tener esto o lo otro, y si no salen a trabajar lo buscan de la manera más sucia, vendiendo droga, vendiendo toda clase de cosas. Y bueno, la verdad es que si yo no hubiera tenido ese apoyo familiar, o el de varias personas que me apoyaron mucho, ahora mismo yo estaría en Cartagena y si no estaría preso estaría por ahí robando“, sentenció el mediocampista ofensivo de River.