River perdió por quinta vez en sus últimos seis partidos de la Superliga, donde quedó a 12 puntos del líder y con un partido más. Sobre la hora, el Millonario cayó 2-1 frente a Gimnasia, en La Plata.
La tabla de posiciones es angustiante. Invita a pensar ya mismo en la Copa Argentina para no hacerse mala sangre. River está 13°, con un encuentro más que varios equipos, y muy lejos de Boca, cada vez más lejos. Apenas obtuvo tres de los últimos 18 puntos y, de no haber sido por ese oasis que fue el 2-0 sobre Unión, se podría hablar de una caída libre sin freno alguno. La realidad del torneo duele, preocupa, desvanece cualquier tipo de ilusión a futuro y, si bien la Libertadores 2018 renovará las esperanzas, el panorama es alarmante pensando en la clasificación a los certámenes internacionales del año 2019. Así de difícil está el tema.
El golpe de turno fue en La Plata, contra un Gimnasia que también venía recibiendo cachetazos. Eso resulta otro revés más, caer ante un adversario de menor jerarquía. Sin embargo, River en este momento se acostumbró a perder. Causa tristeza, cuesta asumirlo, pero es cierto. La mejor manera de revertir este presente para cerrar el año con una sonrisa es ganar la Copa Argentina. Dicho eso, surge el interrogante inevitable, ¿es capaz River de triunfar bajo este derrumbe futbolístico? ¿Puede levantarse en tan sólo seis días? Más allá de que la derrota de esta noche fue sobre la hora, el rendimiento general otra vez brilló por su pobreza.
Hay un serio problema futbolístico a nivel colectivo e individual. Es la historia del huevo y la gallina, ¿qué parte logrará recuperar a la otra? ¿Los hombres desequilibrantes se encargarán de revertir el momento o un salto de calidad llegará gracias a una inspiración de todos para potenciar a las figuras? De una forma u otra, es urgente la necesidad de cambiar diversos aspectos, los vinculados directamente al juego y los anímicos. Por lo pronto, River se mostró permeable en defensa, insuficiente en el medio e irresoluto arriba. Da ventajas por todos lados, no completa ningún formulario. Y cuando parece que reacciona, recibe un nuevo cachetazo, como el golazo del uruguayo Brahian Alemán, insólitamente libre para rematar desde afuera en tiempo de descuento. Justo al único que no se le podían conceder espacios.
Este River pasó de ser inteligente en la Libertadores a cometer todo tipo de falencias en la Superliga. El tiro libre de Ignacio Scocco -entre tanto volante ofensivo, la jugada de la salvación parcial se dio por obra de Javier Pinola- para igualar un partido que Gimnasia ganaba gracias a Nicolás Colazo fue una suerte de espejismo. Sirvió como inyección anímica, aunque en verdad representó una especie de calmante. El Millonario buscó el triunfo y terminó sin siquiera llevarse un punto del Bosque. Exhibió una versión desdibujada nuevamente. Por momentos, hubo una distancia inexplicable entre aquellos futbolistas que podían marcar la diferencia; y cuando se juntaron, en vez de generar espacios, se cerraron. Facilitaron la tarea de un oponente que tiene más ganas que fútbol. Ojalá que el próximo sábado haya un giro de 180 grados para celebrar un título.
+ PUNTAJES: Jugador x Jugador.
+ GOLES: Los tantos en La Plata.
+ FOTOS: Las imágenes del partido.
+ MAIDANA: Llegó a la quinta amarilla.
+ POSICIONES: La tabla del campeonato.
+ FIXTURE: Lo que viene para River.