Se le ganó a un rival bravo. Un partido que en la previa pintaba complicado y que los 90 minutos disputados confirmaron esa preocupación. Es que River sigue sin ser ese equipo confiable, que nos haga sentir seguros y ganadores. Vive un presente de inestabilidad futbolistica muy marcada. Frente a Lanús volvió a jugar un primer tiempo muy flojo y mejoró considerablemente en el segundo. Dos caras en un mismo partido y una sola sensacion: River gana pero no convence.
Primer tiempo muy discreto
Los primeros 45 minutos fueron feos. No hay estructura de equipo que imponga condiciones. Ante la ausencia de un funcionamiento colectivo sigue dependiendo de la noche que tengan sus individualidades. Esta vez Marcelo Gallardo optó por un sistema distinto que le permita cambiar la imagen de una mala noche mendocina. El equipo se paró 4-1-4-1. Más presencia en el medio, buscando potenciar el juego interno sin descuidar ofensivamente los extremos. No resultó. Nada salió bien en esa primera mitad. Pity Martínez muy tirado a la izquierda no participaba con frecuencia. Santiago Lencina recostado por derecha mostraba cosas interesantes pero no terminaba de influir en el desarrollo del partido. Giuliano Galoppo siendo un volante que rompe al espacio por potencia o dinámica, tenia que ponerse la ropa de conductor y no le salía. Sebastián Driussi era más nexo que delantero de punta. Y por eso Facundo Colidio se quedaba sin tanta compañía entrando y saliendo del área atento esperando por los centros de Marcos Acuña o Gonzalo Montiel. Asi pasó el primer tiempo. Atacando era confuso, defendiendo dejaba dudas y nuevamente la generación de fútbol era el aspecto ausente mas marcado de la jornada.

Santiago Lencina tuvo su estreno como titular con la camiseta de River. Foto: Getty.
El arquero se la pasa al 2, el 2 al 4, el 4 al 5, el 5 mira, no encuentra pase para adelante y toca atrás al 6, el 6 se la da al 3, el 3 intenta arrancar pero se frena porque no encuentra compañero cerca para tocar y pasar, entonces vuelve para atrás y juega con el 6 que otra vez se la dará al 2 iniciando todo ese recorrido lento y reiterado que tanto exaspera ante el deseo que tenemos de ver a un River más avasallante y dominador. Esto sucede porque sigue faltando movilidad en los receptores y precisión en los pasadores. Tampoco se saltan líneas para apostar a un juego mas directo. Por suerte algunas cosas se corrigieron y mejoraron en el segundo tiempo.
Algunos ajustes para el segundo tiempo y leve mejoría
El Muñeco notó las falencias y nuevamente metió mano en el equipo durante un entretiempo. Adentro Miguel Borja afuera Sebastián Driussi. El cambio le dió a River otra presencia ofensiva. Tuvo más profundidad, otra referencia y le generó a la defensa visitante la necesidad de retroceder unos metros para tomar mejor las marcas. Esto permitió que River empiece a jugar mas metido en campo rival y dominar las acciones del partido. Mejoró Galoppo, el Pity, aún sin desequilibrar, empezaba a aparecer por todos lados y le daba movilidad al equipo. La imagen ya era otra. Había un crecimiento sostenido. Se manejaba la pelota, se jugaba mucho más cerca del arco de Nahuel Losada. Se notaba una búsqueda insistente aunque sin demasiado volumen futbolistico. Empezaron a aparecer las situaciones. Lo tuvo Borja después de ganarle la posición a los centrales y girar pero remato muy alto. Lo volvió a tener el Colibri cuando conectó en el área un centro bajo que le quedó atrás y no le pudo dar con fuerza permitiendo que la estirada del arquero evite la apertura del marcador. Vino la acción que ponía el 1 a 0 tras un excelente remate de Galoppo pero estuvo bien anulada por el arbitro por offside de Montiel.

Borja marcó el gol del triunfo de River y también erró un penal.
River iba. Intentaba. Buscaba. Y encontró. Maxi Meza lucha y traba una pelota que sale rapida por alto hacia el área de Lanús. Borja leyó bien el recorrido del balón y en un solo movimiento la acomodó, se perfiló y remató fuerte, seco y abajo para vencer la resistencia del 1 granate y gritar el gol que River ya merecía. El colombiano es cuestionado por su falta de movilidad y por la dificultad que muestra habitualmente en la lucha física con los centrales de los equipos rivales. Todo es real y forma parte de sus características. Posiblemente no haga diagonales ni se sienta cómodo jugando de espaldas pero es el jugador de River que más gol tiene en su sangre y los goles en esta etapa de escaso juego no están para ser desperdiciados. El colombiano tiene que ser el 9 titular. Por supuesto que habrá que exigirle otras cosas pero también el equipo deberá alimentarlo mucho más. Dentro del área no hay ninguno como él y eso debería alcanzarle para ganar un lugar entre los 11. La noche del Colibri no terminó ahí. Pudo haber sido perfecta pero pateó muy mal un penal que le hubiese permitido a River liquidar el partido y no sufrir tanto al final.
Una reflexión sobre el penal
Sobre el tema de los penales solo una reflexión. Todos erran. Los mejores del mundo han fallado. Borja tiene saldo a favor por haber pateado y convertido el penal más caliente de los últimos años. En el 2023, frente a Boca, en el último minuto y estando 0 a 0. La agarró cuando quemaba, pateó y se ganó el Superclasico gracias a su gol. Dicho esto en el plantel hay otro jugador que también sabe lo que es patear penales pesados que definan por ejemplo una Copa del Mundo. Ese gol en Qatar y la gran efectividad de sus ejecuciones deberian posicionarlo a Montiel como el encargado de los penales en River.

ver también
¿Qué dijo? Marcelo Gallardo habló de la falta de gol de River en los primeros tiempos
Era la acción que cerraba el partido pero se dejo a Lanús con vida y casi se paga caro. Reaccionó tras el penal y fue en busca del empate ante una defensa millonaria que se mostró frágil y mal parada. Está bajo Germán Pezzella. Lucas Martínez Quarta tampoco podía contener los embates y fue necesario que Franco Armani se ponga una vez mas la capa de “Superpulpo” para que todos terminemos el domingo con una sonrisa.
Ganó River y se festeja. Suma 3 puntos más que se valoran mucho. Se gana con frecuencia de local y eso es importante. Es una victoria que nos permite iniciar la semana de buen humor, pero que no debe confundirnos. Es evidente que todavía el equipo no rinde como nos gustaría a nosotros ni tampoco al técnico. Que le falta jugar mejor para identificarnos. Tenemos que darnos cuenta que por ahora River está cerca de la punta pero lejos de nuestras expectativa.