Había que ganar en La Plata por tres motivos fundamentales. El primero era mejorar la imagen mostrada en este tramo reciente que llevó a Marcelo Gallardo decir que River estaba cinco puntos. El segundo era tomarse revancha del unico rival que nos habia vencido en este 2025 y de paso ganar uno de esos partido denominados bravos a los que nos fuimos desacostumbrando en el último tiempo. Y el tercero, el mas importante, para fortalecer el espíritu de un equipo que va a jugarse el año frente a Palmeiras el próximo miércoles por Copa Libertadores. Por todo esto había que ganar y se ganó. Con fútbol, con sacrificio, inteligencia y mucho corazón.
Pleno de Gallardo en el primer tiempo
La primera media hora posiblemente haya sido lo mejor en este torneo. Presión e intensidad para recuperar la pelota, combinando con la ambición y decisión para atacar. Gallardo sorprendió a Dominguez en el aspecto táctico. Ideó un sistema con tres centrales y los laterales plantados en mitad de cancha y le funcionó. Fue un equipo corto en sus lineas, con fuerte presencia en el medio y que atacó con mucha gente. Más rodeado Enzo Perez. Fabricio Bustos y Marcos Acuña realizando de buena manera la función de laterales y también de extremos cuando River tenía la pelota e iniciaba sus acciones ofensivas. Un pleno absoluto del Muñeco que no sólo le permitío dominar a Estudiantes sino también le sirvió para observar una idea potable de cara a los duelos con Palmeiras.

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El partido fue uno mientras River estuvo con 11 jugadores y cambió para mal cuando se quedó con 10. Una ingenuidad de Lucas Martinez Quarta provocó que viera de manera correcta la tarjeta roja y que el equipo tenga un hombre menos en cancha. El defensor habia visto la amarilla por una violenta falta en mitad de cancha que tenia olor a roja. Safó en ese momento pero cometió un grosero error: no dejó pasar ni siquiera un par de minutos para enfriar los ánimos y fue buscar a destiempo en el juego aéreo. El solo roce fue sinónimo de segunda amonestación para un acumulado que aun estaba latente. River a partir de ahi se quitó el smoking para ponerse el overol. Dejo de lucir para sacrificarse. Resignó juego para sumar lucha. Y asi fue el resto del partido. Un periodo largo de casi una hora de juego donde el local venía empujado por su gente y chocaba con la resistencia millonaria.

Martínez Quarta vio la roja en el primer tiempo y sumó su tercera expulsión en River.
Se debe remarcar en ese modelo del aguante la tarea de Juan Caros Portillo y Lautaro Rivero. Sacaron mucho. Siempre firmes y seguros. Dos apellidos que empiezan a despertar confianza para todo lo que viene. Lo de Marcos Acuña también merece un párrafo especial. Esta en modo 2022. Es el Acuña mundialista que ocupará un rol tan importante en la Selección. Una fiera para defender y para atacar. Físicamente mejoró y eso ayuda. Tiene carácter y esta comprometido con la camiseta. Todo esto lo viene demostrando desde hace meses pero es importante que lo siga manteniendo hoy en día para lo que viene. El otro futbolista que atraviesa un momento positivo es Ignacio Fernández. El mismo Nacho tantas veces fundamental durante el ciclo Gallardo que alternó con bajones físicos y futbolisticos desde su regreso y hoy pasa por un momento que el equipo debe aprovechar. Juega y hace jugar. Es intérprete principal de una idea de juego que funciona mejor cuando él esta bien. Ojalá pueda estirar y darle continuidad a este buen momento hasta fin de año. Y quien también se merece una referencia especial es ese tanque que arrasa y se lleva todo puesto que es Maximiliano Salas. Claramente para el ex Racing no hizo falta un periodo de adaptación. Rinde al máximo desde su primer partido y sus aportes físicos y anímicos son fundamentales para el equipo. Nunca se rinde y siempre consigue algo. Es un pleno de este mercado de pases al que hay que prenderle una vela para que lo que le sucedió ante San Lorenzo no le vuelva a pasar jamás.

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Se viene Palmeiras, se viene lo bueno
Que River haya ganado y estemos felices no significa que no hagamos un llamado de atención sobre el arbitraje de ayer. Nicolas Ramírez es de los pocos jueces buenos y confiables que hoy tiene el fútbol argentino. Sin embargo ayer fue un adversario mas. Repasemos. Anuló el gol de Nacho Fernandez por una mano que sólo él vio y que por suerte el VAR le corrigió. Sancionó gol de Medina, tras el error de Franco Armani sin darse cuenta que la pelota habia impactado claramente en el brazo del ex Boca. Nuevamente el VAR le modificó la decisión. La segunda amarilla a Martinez Quarta es discutible pero se acepta por la imprudencias reiteradas del defensor de River en pocos minutos. No fue así de riguroso con Santiago Ascacibar, quien pegó durante todo el partido una y otra vez sin ser sancionado. Debió ser expulsado por el fuerte rodillazo sobre la espalda de Giuliano Galoppo. Y para completar su mala noche, Ramirez en el segundo tiempo cobró todas las chiquitas para el mismo lado, lo fue metiendo cada vez mas contra su arco y pocas veces marcó faltas a favor de River. Simplemente un repaso de situaciones que vienen repitiendose en el último tiempo y a las cuales debemos estar atentos y no olvidarnos solo por haber ganado.
Se viene Palmeiras y el nerviosismo nos invade. Las semanas post Libertad pasaron rápidas y el partido con los brasileños se nos viene encima. Es la gran medida de River. El equipo paulista llega con la chapa de gran candidato para quedarse con esta Copa Libertadores. Tiene un DT experimentado y ganador. Un grupo de jugadores de elite. Y un poderío económico brutal que confirma porque las últimas seis Cops las ganaron solo equipos brasileños. Palmeiras pasó sobrado la zona de grupos y caminando los octavos de final ante Universitario de Perú. Para ellos también será una gran prueba. El camino realizado hasta el momento los posiciona como favoritos en esta llave pero deberán superar la prueba del Monumental con 90 mil almas enfervorizadas dispuestas a alentar y empujar a su equipo. River siempre asusta. Jugando bien o no es respetado en todo el continente. Será importante que la gente desde las tribunas alimente a los jugadores y que también el equipo entusiasme al público. Este partido se gana afuera y adentro de la cancha. Hay que impresionar al rival. Hacerles sentir la localia y el infierno que puede ser nuestro estadio en noches de Libertadores. Por supuesto que no alcanzará sólo con eso. Pero si hay energía positiva habra contagió. Y si eso sucede este equipo demostró anoche en La Plata que ademas de jugar bien al fútbol es capaz en momentos limites de tener carácter y mucho corazón.





