Yendo de mayor a menor, River tuvo unos buenos 70 minutos ante Barcelona por Copa Libertadores pero se desdibujó sobre el final, entre el apuro por ganarlo y los flojos ingresos de los suplentes. Hizo méritos para ganarlo y aún con ciertas deficiencias, fue uno de los mejores, sino el mejor, partido de este 2025. ¿Por qué no pudo ganarlo?
Lo explicó Marcelo Gallardo en conferencia de prensa, con una mezcla de lamento y hasta bronca. “Nosotros erramos el penal y tuvimos varias situaciones claras de gol, con juego encima. Hubo control de juego, buenas situaciones del gol con movimiento. Hicimos buenas cosas, pero no convertimos. Un equipo hizo lo suficiente como para ganar y el otro que no hizo méritos se lleva los mismos puntos que nosotros. Esto es fútbol. No tuvimos contundencia”, la síntesis de sus declaraciones.

Mastantuono debe afinar la puntería: juega bien pero erra mucho.
Más en el primer tiempo que en el segundo, River tuvo varios momentos que se acercan al ideal del Muñeco: mucha intensidad para presionar, recuperar alto y mucha voracidad para buscar siempre el arco rival. Hubo buenas conexiones gracias a la movilidad de los volantes, con buenas actuaciones de Enzo Pérez y Castaño, un siempre activo y punzante Mastantuono y la colaboración de Driussi y Colidio para asociarse. También la profundidad de los laterales, sobre todo Montiel.

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El saldo del encuentro dejó 17 remates para el Más Grande contra apenas 2 de los ecuatorianos, y una abismal diferencia en la tenencia de la pelota: 70% para el local, 30% para el visitante, con 585 pases de River ante 257 de Barcelona. Más del doble. Está claro que el dato vacío de la posesión no dice nada porque si los toques son horizontales e intrascendentes no generan peligro.
A eso se suma la búsqueda del equipo de Segundo Castillo de aguantar atrás y salir de contra. Aunque en esa intención no tuvo éxito, ya que no llegaron al arco de Franco Armani, y eso fue mérito del Millonario. Con líneas adelantadas pero con la voluntad colectiva de atorar la salida rival, River casi siempre cortó en campo rival. Y cuando no lo hizo, Martínez Quarta y Paulo Díaz ganaron casi siempre los duelos.
La generación falló en el tramo final, pero fluyó en el primer tiempo y momentos del segundo. El déficit del equipo de Gallardo es la definición: termina mal las jugadas, erra goles que parecen fáciles, y a veces tampoco liga. El arquero Contreras fue una de las figuras atajándole un penal a Driussi, pero Mastantuono remató desviado tres veces.

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La falta de goles preocupa porque ya es una constante. De hecho, River tiene su peor promedio histórico en ese rubro. Gallardo también se refirió a ese ítem y resaltó: “La falta de contundencia, se logra revertirla con la confianza de los futbolistas intentando tomar mejores decisiones. Generamos jugadas muy buenas de cara al arco y no pudimos convertir. Eso se empezará a cortar. Trabajaremos para tomar mejores decisiones y que el arco se nos abra un poco más”.
El Más Grande convirtió 14 goles en los 16 partidos que lleva jugados, menos de uno por partido en promedio. El máximo artillero del equipo es Borja, con apenas 4, y con más yerros que aciertos. Driussi todavía no pudo convertir desde su regreso, al igual que Tapia, Colidio suma 3 y Subiabre 1. Los volantes tampoco encuentran la red, salvo contadas excepciones. Incluso, hubo más gritos de defensores en pelota parada. Sin goles no habrá copa ni campeonato.