River no tiene química con el gol y esto lo venimos observando y diciendo desde hace un largo tiempo. Si ustedes son frecuentes lectores de estas columnas recordarán que en este espacio se ha escrito reiteradas veces sobre esta grave falencia que el equipo muestra y confirma partido tras partido. En algún momento hablamos de un equipo inofensivo. En otras circunstancias expresamos que River tiene buenas intenciones y malas resoluciones. Hasta en el texto publicado el 15 de marzo llegamos a suplicar que por favor hicieran goles. Hoy 9 de abril seguimos sufriendo el mal del arco cerrado. Los encuentros pasan pero el defecto se mantiene. No hay gol y al fútbol se gana con goles. Los campeonatos y las copas se ganan convirtiendo goles y aquel equipo que no los haga verá frustrado cualquier deseo o pretensión de poder conseguir cosas importantes. Que quede claro. Sin goles no habrá Libertadores ni campeonato.
River no hace goles
Se llevan anotados apenas 14 goles en 16 encuentros. Números muy pobres para un equipo que pretende ganar todos los partidos, sosteniendo un estilo de juego ofensivo y de ataque constante. Siempre en este club fue normal tener un poder de gol temible. La historia así lo indica. Los goles son amores y River siempre fue un equipo enamorado. En todas las épocas fuimos los de mayor cantidad de goles a favor. Y no hace falta meternos en la maquina del tiempo para irnos muy atras a repasar grandes alineaciones del pasado. Podemos tomar de referencia etapas mucho más recientes como fue la última decada y comprobaremos que todos los grandes conjuntos de River se destacaron por su enorme poderío ofensivo. Hoy eso no está sucediendo.

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En ningún partido se logró marcar más de 2 goles. En 6 encuentros no se pudo convertir al menos un tanto. 2 de esos 14 goles del año fueron ante el humilde Ciudad Bolívar en el choque disputado por Copa Argentina. Se estuvo de manera consecutiva 12 primeros tiempos sin convertir. Y estadisticamente es uno de los peores arranques de temporada en su historia. Así será muy dificil. No se puede sostener con firmeza una ilusion de campeón con este problema de definición que hasta ahora no tiene solución.

Gallardo, pensativo en River vs. Barcelona.
¿Que le falta a River para ser más contundente?
La primera respuesta que se me ocurre es jerarquía de mitad de cancha hacia adelante. A este plantel, con la excepción de Miguel Borja, le faltan jugadores que sientan el gol. Que jueguen para hacer goles. Que en sus características esté el pisar el area con el objetivo de vencer a los arqueros. No los tiene. Y a esta carencia hay que agregar que el colombiano en este último período no está en su mejor versión. No sólo anda con el arco cerrado. Además tiene actitudes que le hacen perder aceptación y crédito con la gente y con el DT. Anda sin olfato en el area para adivinar donde va a caer la pelota. Se lo ve a contramano de la jugada.
Los defensores lo tiran fácil al piso. Se pelea con los adversarios cuando no debe hacerlo y comete faltas innecesarias en momentos inoportunos cuando el equipo necesita continuidad de juego y los rivales encuentran en esas acciones la oportunidad perfecta para demorar y hacer tiempo. Esa es la descripción actual del goleador más importante que tiene el equipo. Todo un síntoma que potencia aun mas el problema y que expone el pobre presente ofensivo de River. Porque si de Borja, que cada tanto algún gol hace, decimos estas cosas que queda para todos los demás.

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Facundo Colidio es el delantero más técnico y de mejor rendimiento que tiene el plantel pero no es goleador nato. Sebastián Driussi lleva 12 presencias y todavia no pudo anotar ni siquiera pateando un penal. Gonzalo Tapia ya no va ni al banco de suplentes. Los defensores no son de aportar goles con frecuencia. Si repasamos las estadísticas de los volantes en estos 16 partidos del año comprobaremos que entre todos aportaron solo 1 gol. Cifra alarmante para un equipo como River. De los mediocampistas que tiene este plantel, sólo Matías Rojas ante Platense, pudo convertir. Ninguno más colaboró con la causa. River no tiene el goleo repartido entre sus jugadores. Quienes cumplieron son los pibes. Desde sus roles de extremos o mediapuntas tanto Franco Mastantuono, con 2 tantos, como Ian Subiabre, con su gol a Central, dijeron presente.

River no pudo romper el cero ante Barcelona. Foto: Getty.
Como dijo Gallardo, faltó contundencia
Ante Barcelona de Ecuador las situaciones se crearon. Faltó en algunas jugadas decidir mejor el último pase y en otras definir con más precisión. En este caso si existió un problema de contundencia. River mereció romper el cero en el arco de José Contreras. Hizo todo para marcar goles pero no pudo. Esta vez no tuvo falencias de juego. Al contrario. Posíblemente estemos ante uno de los partidos mas aceptables de River en lo que va de este 2025. Presionó bien, jugó en campo contrario, recuperó con facilidad, elaboró correctamente, dominó a su rival y buscó por todos lados el triunfo que claramente mereció. Es justo decir y reconocer la superioridad de River a lo largo de todo el encuentro. No digo que sea para el elogio efusivo porque todo esto debe ser lo normal. Ser mas que el equipo ecuatoriano jugando de local debe ser algo natural y a lo que acostumbrarnos. Son equipos mas débiles que el Millonario y que vienen a jugar a nuestro país conociendo sus limitaciones y asumiendo su inferioridad. Por eso el resultado es malo.
El 0 a 0 no sirve. Es un empate que no suma. De local hay que ganar todos los partidos del grupo para no tener la necesidad de ir a sacar muchos puntos de visitante. En el Monumental no pudo revalidar lo conseguido en Perú. Esos 3 puntos de la semana pasada ante Universitario le permitían a River tener ese margen necesario para transitar sin dificultades esta fase inicial. Ganando ayer tenía la posibilidad de seguir a paso firme y especular con la chance de poner suplentes en la altura de Quito cuando enfrente a Independiente del Valle y así cuidar jugadores para el Superclasico con Boca que se jugará 4 días después. No se pudo. Los cálculos matemáticos previos ya no serán posibles y para evitar complicaciones a futuro deberá viajar a Ecuador con lo mejor que tiene para seguir sumando puntos en su camino hacia los octavos de final.
Marcelo Gallardo intentó ser positivo y quedarse con lo que el equipo produjo futbolísticamente. No está mal. Es una lectura válida del entrenador millonario que internamente sabe que todavía está en deuda con la gente. Tiene razón cuando afirma que no todo es negativo. No es sano para la salud de River criticar absolutamente todo cuando no corresponde. Se fue duro en la opinión y se ha dicho claramente cuando el equipo juega mal. No creo que sea el caso anoche. River mejoró su imagen y dió un paso hacia adelante en relación a lo poco que viene mostrando durante todo su ciclo. Es su obligación seguir creciendo. No quedarse con esto. Lo de ayer ante Barcelona, como aquel primer tiempo en Perú ante Universitario, deben ser el piso. Ahora hay que acercarse al techo. Le damos la derecha al Muñeco en su visión de notar un equipo mas parecido al que pretende, pero cuidado con pecar de conformista. Siempre se debe elevar la vara. Hay que crecer y ser mejor día a día. De esta manera no nos va alcanzar. No es posible afirmar que River tuvo una gran actuación cuando tiene fallas a la hora de atacar y le cuesta imponerse en los últimos metros. El jugar bien incluye el atacar bien. Y eso todavía sigue siendo una asignatura pendiente del River de Gallardo.