River nuevamente empató 1-1, pero a diferencia del jueves pasado no mereció llevarse las tres unidades ni tuvo el nivel futbolístico que mostró ante Rosario Central. Es que fue superado por la presión e intensidad con la que Banfield jugó durante toda la noche, pese a que el corte de luz podría haber modificado ese panorama en zona sur.
Esta vez no hubo pausa para bajarle los decibeles a un desarrollo favorable a la dinámica que propuso Banfield. Las ausencias de Enzo Pérez y Exequiel Palacios, capaces de imponer el ritmo según las necesidades del caso, se hicieron sentir al igual que la falta de Leonardo Ponzio, uno de los integrantes del banco de suplentes. River careció de lucidez en el manejo del balón y tampoco acertó en la distribución ni en las decisiones.
Marcelo Gallardo cambió el dibujo táctico en relación al jueves pasado: pasó del 3-3-2-2 a un 4-3-1-2 tradicional, con Juan Fernando Quintero como enganche definido. El colombiano por momentos no logró establecer condiciones, pero cuando supo qué hacer lo entendieron poco. Banfield, en cambio, siempre sostuvo su ritmo respaldado por un equipo joven que contó con la inteligencia de Jesús Dátolo para encabezar los avances.
Pese a que estaba en posición adelantada, Agustín Fontana puso en ventaja al Taladro cuando iban 11 minutos del segundo tiempo. River de ninguna manera se derrumbó anímicamente y enseguida estuvo cerca de la igualdad mediante un tiro libre que dio en el travesaño. Intentó una y otra vez con más empuje que ideas hasta que Matías Suárez recibió una falta dentro del área. Lucas Pratto ejecutó el penal, Mauricio Arboleda lo tapó, pero en el rebote el Oso, quien ingresó por Rafael Borré, señaló el 1-1 final.
Tras el empate en el estadio Florencio Sola, River dejó escapar la posibilidad de un triunfo que lo depositara en zona de clasificación a la próxima edición de la Copa Libertadores. El punto en condición de visitante es insuficiente, pero todavía restan seis fechas para ir en busca de ese objetivo.