El Millonario dio un giro de 180 grados desde que venció a Patronato y lleva seis victorias consecutivas en la Superliga: se impuso 3-0 sobre Arsenal en Sarandí, donde le sobró un tiempo. Por lo tanto, continúa en zona de clasificación a la próxima Copa Sudamericana.

Hace dos meses el equipo deambulaba por la cancha, independientemente de los nombres. Cuando no perdía, empataba dando lástima. No había rumbo futbolístico ni respondían los jugadores desequilibrantes. Hoy la realidad es distinta, River se acostumbró a ganar. Obtuvo el triunfo en ocho de sus últimas nueve presentaciones, también sin importar los nombres. Hay varias razones para explicar semejante cambio, principalmente la inyección anímica que existe y sirve como trampolín para conseguir la confianza tan necesaria a la hora de dar un pase, rematar o luchar por una pelota dividida. Todo eso, pese a que hubo un equipo alternativo, se vio reflejado ante Arsenal.

River no sólo se impuso 3-0 gracias a su jerarquía, colectiva e individual, sino también porque tuvo una mentalidad avasallante, superior a la de un rival descendido, pero a la vez peligroso porque no tenía nada para perder más que tres puntos sin destino alguno en las tablas. Sin embargo, el Millonario no permitió que Arsenal se diera el gusto de sorprenderlo. Es que desde el principio ejerció la iniciativa al dominar el medio campo, zona en la que Marcelo Gallardo dispuso un 4-4-2 especial. Por la banda izquierda puso a Exequiel Palacios, la llave para abrir el camino porque tuvo libertad para desprenderse y pisar el área con frecuencia. Dio dos avisos mediante remates desviados hasta que la tercera vez fue la vencida porque abrió la cuenta a los 20 minutos del primer tiempo, tras una habilitación precisa de Rodrigo Mora.

Con Palacios desconcertando a los rivales porque les quitaba referencias, River llegaba con facilidad. De todas formas, antes de ponerse en ventaja necesitó la aparición brillante de Franco Armani (530′ sin recibir goles) para negarle el grito a Alejo Antilef. Además, el arquero tuvo otras tres intervenciones de distintas dificultades para evitar que el conjunto de Sarandí pudiera dar batalla en el marcador. El Más Grande, en cambio, no perdonó: un tiro de esquina ejecutado por Juan Fernando Quintero ejecutado desde la derecha sirvió para que Luciano Lollo bajara la pelota y una falla de Claudio Corvalán terminara en gol en contra. Apenas después llegó el 3-0 definitivo, cuando iban 37 minutos: contragolpe, nueva asistencia de Mora y resolución de Quintero.

Más allá de las faltas cometidas que le dieron a Arsenal la posibilidad de arrimarse bastante al área, Armani transmitió la seguridad de siempre. River, con momentos buenos y malos, mantuvo una intensidad insoportable durante todo el partido. Presionó a un adversario limitado, le quitó el balón en lugares cercanos al área y sacó una diferencia clave antes de irse al descanso. La segunda etapa estuvo prácticamente de sobra porque el resultado no se movió, aunque el dueño de casa buscó el descuento y el Millonario, voraz, quiso ampliar la cuenta. El triunfo jamás corrió riesgo. River lleva seis victorias consecutivas, sigue en puestos de clasificación a la Copa Sudamericana y escala en la tabla de posiciones. Pero lo principal es que crece en cuanto a confianza de cara al futuro inmediato.

+ FIXTURE: estos son los próximos rivales de La Banda.

+ POSICIONES: así está River en la Superliga.

+ PUNTAJES: mirá cómo calificaron los futbolistas de River.

+ GOLES: ¡Volvé a gritar los tantos de la goleada ante Arsenal!