Fue una mala noche para River en La Paternal. Mostró un nivel bastante pobre en todas sus líneas. Podría haber perdido, pero logró llevarse un útil 1-1 ante Argentinos Juniors, un equipo bien armado y que viene de ser semifinalista de la Copa Superliga.

Con seis cambios en relación al 0-0 contra Cruzeiro, River presentó un 4-3-3 como dibujo táctico. Si la intención de Marcelo Gallardo era estirar a la defensa local a través de los tres delanteros, la misión fracasó. Es que el Millonario ofreció un rendimiento preocupante y generó pocas situaciones de gol. Ni siquiera estableció un funcionamiento definido.

River fue un conjunto inconexo, repleto de imprecisiones. No supo hacer pie en el medio para capturar los rebotes ni tuvo precisión para elaborar un circuito de juego. Estuvo incómodo, desprolijo e ineficiente para elegir la opción de pase más adecuada.

Más allá del déficit mencionado, River padeció la presión de un Argentinos. El dueño de casa abrió la cuenta a los 19 minutos del primer tiempo gracias a un remate de Damián Batallini que se desvió en el camino, descolocando a Franco Armani.

La perseverancia de Lucas Pratto no fue suficiente para alcanzar la igualdad durante la etapa inicial. Sus compañeros estuvieron en otra sintonía. Y aunque River mejoró en la segunda parte -Argentinos se paró de contragolpe-, carecía de éxito en los avances.

Semejante panorama llevaba casi inexorablemente a perder, pero los cambios solucionaron el asunto. Los colombianos se asociaron para otorgarle el 1-1 a River: Rafael Borré asistió a Jorge Carrascal cuando iban 39 minutos. Los últimos instantes sirvieron para que el Millonario amenazara con llevarse el premio mayor. Sin embargo, terminó rescatando un punto en una cancha donde siempre es difícil imponer las condiciones de juego. Ahora, a pensar en la Copa Libertadores.