El Millonario venció 1-0 al eterno rival, en un Superclásico que tuvo de todo: el segundo grito de Pisculichi a Boca, el impactante recibimiento de los hinchas con bengalas y las imperdibles cargadas para Osvaldo, Tevez y compañía.
El equipo del Muñeco volvió a amargarle la vida al conjunto de Rodolfo Arruabarrena, que todavía tiene la herida abierta por haber quedado afuera con River dos veces -en la Sudamericana 2014 y la Libertadores 2015- en seis meses.
Y no cabe ninguna duda que ayer, el Millonario le ganó al rival de toda la vida en todos los aspectos: en la previa del partido, miles de hinchas coparon las playas de Mar del Plata; en el recibimiento, el único color que se pudo ver en el estadio José María Minella fue el rojo y blanco.
Y dentro de la cancha, se repitió la misma historia: Leonardo Pisculichi le volvió a convertir -como en el 1-0 de la semi de la Sudamericana 2014-. Para colmo, Boca sufrió la expulsión de tres futbolistas. Si le expulsaban a dos más, se hubiera producido el capítulo número dos del “Día del abandono”. ¿Las consecuencias? Los del chiquero sufrieron los afiches y cargadas que hicieron los fanáticos del Más Grande.
Luego del triunfo, Rodrigo Mora hizo hincapié en lo que significa un partido de estas características: “Un Superclásico, por más amistoso que sea, hay que ganarlo”. Y no está para nada equivocado porque así lo vivieron los jugadores y los hinchas -con la sangre en el ojo- como si fuera un partido oficial.
Ahora, se viene la revancha de la Copa Luis Nofal, a llevarse a cabo el próximo sábado, en Mendoza. Desde Núñez se espera que el plantel del Muñeco le brinde otra alegría a la gente y que el equipo de Arruabarrena no abandone y pueda terminar un partido con once hombres. ¿Podrán cumplir con esto, Vasco?
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