Es difícil de dimensionar lo que sucedió el 9 de diciembre de 2020. En una época donde se recomienda que no haya aglomeración de gente, los hinchas del Más Grande se juntaron en masa para celebrar el segundo aniversario del día que les cambió la vida. ¿Es cuestionable? Probablemente para los que no entiendan lo que significa River para todos aquellos que se juntaron lo sea, pero muchas veces el corazón le gana a la razón y a más de uno se le habrá puesto la piel de gallina cuando vio a la ciudad pintada de rojo y blanco.

La imposibilidad de ir a la cancha en casi todo el 2020 generó una abstinencia y esos e vio reflejado en la Caravana Eterna, se sentía en el ambiente las ganas de juntarse, de cantar, de saltar, de ver a otras personas con la camiseta de River, de compartir una cerveza con los amigos que uno se hace en la cancha. Este año privó a los fanáticos de una rutina hermosa como es compartir con aquellas personas que el Más Grande les dio la posibilidad de conocer. Lo que se vivió entre el Obelisco y el Monumental fue épico, se volvió a ver la pasión del hincha que ganó las calles de la ciudad a lo grande.

Desde las cinco de la tarde ya se podían ver algunos hinchas en el Obelisco, si bien fue una jornada calurosa y húmeda, nada impidió que ya para las 19 horas lo que haya en la intersección de Corrientes y 9 de Julio sea una multitud, pero también para esa hora comenzaba a llegar gente a la casa del Más Grande en Núñez. Los once kilómetros que separan ambos puntos de reunión se pintaron de blanco y rojo. Las imágenes eran similares a las que suelen verse la procesión hacia Luján, decenas de miles de hinchas caminando, otros tantos en autos y también algunos camiones. La locura de la gente con sus banderas, sus camisetas y también con el condimento muy especial de disfrutar el aniversario de un triunfo propio, pero también de la desgracia del clásico rival. Es que la final del Bernabéu es eso: disfrutar lo nuestro y el recordarle a los de enfrente que se morían por ganarla ellos. Es recordar que el Pity les hizo un gol en su propia cara, es volver a emocionarse porque se vuelven a revivir las sensaciones de aquel 9 de diciembre de 2018.

La procesión seguía, a lo largo del camino se pudieron observar cargadas a Boca y en el Monumental ya era abrumadora la cantidad de gente que esperaba a los que llegaban desde el centro. Algunas imágenes hacían recordar a dos hechos puntuales que también fueron muy emotivos: el primero fue el centenario de River en 2001, la ciudad se pintó de blanco y rojo como nunca antes lo había hecho, la celebración fue a lo grande. Y el otro recuerdo, más inmediato en esta oportunidad, es del 8 de octubre de 2012 cuando los hinchas del Más Grande lograron meterse en el libro de los récord Guinness al hacer la bandera más larga del mundo.

La fiesta continuó hasta altas horas de la noche, ya cuando se reunieron los que fueron llegando desde el Obelisco y los que esperaban en el Monumental, una vez más el hincha de River volvió a mostrar fidelidad, como lo hizo en infinidad de oportunidades. El 9 de diciembre de 2020 quedará en la memoria como un día lleno de emociones, de pasión y de incondicionalidad.