En el marco del primer Superclásico del año, el comandante de River cambió cinco veces el esquema táctico del equipo. Todo un desafío para un plantel que cuenta con algunas bajas, con respecto del año anterior, y varias caras nuevas.

Marcelo Gallardo se la pasa horas y horas pensando en el once titular con el que el Millonario saldrá a jugar. Reflexiona, prueba y luego saca conclusiones. Pero no le tiembla el pulso al tomar las decisiones.

El sábado pasado, River le ganó 1-0 a Boca, en Mar del Plata. Y, aunque muchos no lo crean, el Muñeco se animó a probar cinco tácticas distintas, según informe elaborado por Canchallena. Una apuesta más que llamativa, ya que el partido fue nada menos que un Superclásico -para nada amistoso-.

El equipo titular con el que salió a jugar River es el dibujo preferido del técnico de La Banda: un 4-2-3-1 con Marcelo Barovero; Gabriel Mercado, Jonatan Maidana, Eder Álvarez Balanta, Leonel Vangioni; Leonardo Ponzio, Luis González; Rodrigo Mora, Leonardo Pisculichi, Ignacio Fernández; Lucas Alario.

Aun así, Gallardo decidió cambiar su táctica a los 15 minutos del primer tiempo, cuando Boca ya contaba con uno menos: Mora jugó más suelto para darle opciones a Alario y en El Más Grande se pudo observar un 4-3-1-2.

Un rato más tarde, el Muñeco volvió utilizar un esquema similar con el que jugó las últimas fechas del Campeonato 2015: el 4-4-2. Casco, quien había entrado por Mercado -lesionado tras la patada de Silva- aprovechó para pasar al ataque por la banda derecha y se alternó con Fernández.

Ya en la segunda parte, Napoleón sorprendió y, con los ingresos de Gonzalo Martínez y Nicolás Domingo, por Vangioni y González, respectivamente, River presentó un 3-4-1-2: más ofensivo que los esquemas anteriores.

Pero el comandante del Más Grande cambió por quinta vez y al equipo se lo pudo ver con un 3-4-3. Los puntos interesantes fueron la buena actuación de Ponzio, quien terminó de líbero y la pareja de volantes centrales de Domingo y Fernández.

Así, quedó demostrado que Gallardo continúa buscando la clave justa para afrontar el 2016. Eso sí, el dibujo 4-2-3-1 es su preferido. Claro está que a Napoleón no le tiembla el pulso. Ni siquiera en un Superclásico.

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