De patear un penal en González Catán a patear un penal para definir una Copa del Mundo. Así podría titularse la película de vida de Gonzalo Ariel Montiel, uno de los tantos motivos que tiene el hincha de River para enorgullecerse después de la consagración de Argentina en el Mundial de Qatar. Cachete se hizo cargo de un penal caliente en los cuartos de final contra Países Bajos y dio el paso hacia adelante para también patear el tiro definitorio frente a Francia.
La estadística es abrumadora: pateó 10 penales en toda su carrera, entre River y la Selección, y no erró ninguno. Cuando en el Millonario había una crísis desde los doce pasos, los ejecutantes cambiaban pero ninguno daba la talle, apareció el oriundo de González Catán con su temple y personalidad para agarrar la pelota y convertirse en el pateador designado. En las tandas de penales de la Selección casi igual.
Anoche, Argentina dependía del pie derecho de Cachete y allí fue el hombre que se llama Ariel en honor al Burrito Ortega. Abrió el botín, engañó a Hugo Lloris y le puso su sello al título, título que pudo disfrutar junto a su novia, sus padres y toda la familia que estuvo alentándolo en la tribuna. Marisa, su madre, contó una cábala que mantuvo durante toda su vida referida a su hijo.
“Costó pero siempre con mucho sacrificio y humildad. La peleó de chiquito y estamos felices. Siento muchas emociones juntas, no sabemos ni dónde estábamos parados. ¿Si estuvimos nerviosos?Él no, nosotros muchos nervios, pero él no. Ya lo lleva en la sangre. Cada vez que patea un penal, no lo miro, pero él nunca lo erra. Ya es cábala que lo mira toda mi familia pero yo no. Le quiero decir que lo amo, que lo quiero un montón y que mamá va a estar siempre con él”, le contó la mujer a El País a la salida del Estadio Lusail.